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Sin noticias del Códice Calixtino

Se cumplen seis meses de la desaparición del preciado documento y la investigación sigue estancada

A. RODRÍGUEZ

Ayer se cumplieron seis meses de la desaparición del Códice Calixtino. Un amargo aniversario marcado por el ostracismo que rodea la investigación puesta en marcha el pasado mes de julio que, por el momento, no ha dado resultados. Y es que, desde que el deán de la Catedral compostelana denunciase el robo ante los agentes de la Policía local hace ahora medio año, poco se ha sabido acerca del operativo con el que la Brigada de Patrimonio Histórico trata de recuperar la valiosa obra.

Algunos expertos, caso del catedrático de Música de la Universidad de Santiago de Compostela, Carlos Villanueva, defienden la hipótesis de que el robo fue un encargo, una tesis que —opina Villanueva— «se va consolidando con el tiempo porque medio año más tarde aún no ha aparecido». Menos convencido se muestra el decano de la Facultad de Historia del campus santiagués, Juan Monterroso, quien apunta que «es complicado evaluar sin tener datos de la investigación policial» y no descarta que el robo fuese resultado del encargo de un coleccionista privado o «algo fortuito de una persona que aprovechó la oportunidad».

Sea como fuere, la desaparición del Códice desencadenó en los meses siguientes una serie de reacciones inesperadas entre las que destacó la dimisión (el pasado octubre) del deán del templo compostelano como responsable del Archivo. Una marcha que finalmente fue aceptada por el arzobispo de la ciudad, Julián Barrio, no sin antes alabar «la labor acometida por Díaz» durante todos los años que estuvo al frente de este departamento.

Un seguro de seis millones

El mediático robo conllevó, además, que las medidas de seguridad en las iglesias de la Comunidad se reforzasen, abriendo un intenso debate sobre el control del patrimonio religioso y artístico que guardan. El último capítulo en este sentido lo protagonizó el Obispado de Ourense hace unas semanas al emitir un comunicado aconsejando a los responsables de los templos que extremasen las medidas de seguridad ante la oleada de robos que se vive en la provincia. En Lugo, la diócesis contrató agentes privados para su Catedral tras comprobar que habían forzado una puerta de acceso. La Fiscalía, por su parte, recomendó a la Iglesia que hiciese un inventario de su patrimonio, delimitase los espacios prohibidos para las visitas, guardase en cajas fuertes las piezas más importantes y controlase las llaves de las iglesias y de sus dependencias.

Sobre el valor que el Códice tendría a día de hoy en el mercado pocos han querido pronunciarse, aunque Monterroso recuerda: «En 1993 se evaluó en mil millones de pesetas —seis millones de euros— el seguro que tuvo esta obra con motivo de una muestra en la que estuvo expuesta».

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