Rocío Carrasco, fuera de juego por voluntad propia
Defiende su privacidad a conciencia, incluso legalmente. No es la única famosa en retirada

Cuando en 1985 Pepa Flores anunció que se retiraba del mundanal, nadie pensó que iba en serio: resultaba impensable que decidiera vivir al margen de la fama. Pero cumplió su palabra. Desde entonces, ha rechazado todo tipo de proposiciones que no paran de llegar a su casa de Altea, siempre con la misma respuesta: «No me interesa».
Su ejemplo ha sido seguido por Rocío Carrasco Mohedano, al quemarse definitivamente tras años de permanencia en «primera línea» de fuego. Y es que nada más llegar al mundo, la hija de Rocío Jurado y Pedro Carrasco ya tuvo una cámara sobre su cara. Se crió entre los cuidados de su familia y las atenciones de los directores de las revistas, que cada dos por tres solicitaban un reportaje familiar con la niña. Así se hizo mujer y así supimos de sus primeros amores, sus deseos de ser modelo, sus pinitos en la tele, su boda, el nacimiento de sus hijos, su ruptura matrimonial, su nuevo amor...
La muerte de su madre marcó un antes y un después en su vida. Aquel día tuvo claro que ya no quería saber nada de los medios. Retirada de todo y de casi todos, reside junto a sus hijos y su novio, Fidel Albiac, en su casa de las afueras de Madrid. Heredera universal del legado artístico de Rocío Jurado, no frecuenta los múltiples homenajes que dedican a su madre y elude, así, la foto, el titular y el regreso a las portadas.
Su mutismo es absoluto. Incluso, evita las celebraciones familiares donde sabe que habrá cámaras. Y si debe acudir a alguna ceremonia, como el reciente bautizo del segundo hijo de su prima Chayo Mohedano, intenta quedar en un segundo plano. Ese es, además, el argumento que maneja a la hora de tomar medidas legales contra quienes tratan de entrometerse en su intimidad. Rocío está fuera de juego por voluntad propia y eso le permite defenderse legalmente. Tan celosa se ha vuelto de su privacidad, que cuentan sus íntimos que ella misma prefiere ocuparse de las tareas domésticas antes que contratar a alguien que pueda contar su día a día en la televisión.
Retiro por ansiedad
Otras fueron las razones que motivaron la retirada mediática de personajes habituales de las crónicas rosas, como Sofía Mazagatos. A la ex Miss España la popularidad le sirvió para promocionarse como modelo y probar fortuna en el cine. Pero su vida sentimental le ocasionó demasiados quebraderos de cabeza, hasta el punto de querer ser invisible en los medios. Una disputa legal por la propiedad de una casa con su ex José María González de Caldas y una historia de lo más siniestra con un ex novio la llevaron a un punto de estrés que por nada del mundo querría revivir. Hoy se dedica a la cosmética y a la venta de cestas de frutas y verduras a domicilio. Es menos glamouroso, pero duerme mejor.
También por el estrés Marta Chávarri renunció a ser carne del couché , en especial el escándalo que supuso su matrimonio y divorcio con Alberto Cortina. Hace tiempo que emprendió otra vida y ahora, las escasas ocasiones en las que aparece en la prensa son bajo titulares nada agradables sobre su salud.
Asunto distinto ha sido la baja de Ricardo Bofill. Casado y divorciado de Chábeli Iglesias, novio eterno de Paulina Rubio y enfant terrible de «Tómbola» y «Crónicas marcianas», un buen día anunció que dejaba las drogas, los platós, las exclusivas y la vida loca. Hoy vive junto a su actual pareja e intenta hacerse un hueco en el mundo de la literatura y del cine.
Un caso curioso de rebeldía ante la fama es el del hijo de Ana Obregón y Alesandro Lequio. Tras los posados de rigor junto a sus padres cuando era un bebé, el niño Lequio se hizo popular por «comerse» los micrófonos de quienes seguían a su madre, hasta que por la Ley del Menor comenzó a proteger su identidad. Acaba de grabar un vídeo musical en el que rapea «Antena 3 y T5, no me jodáis con mi pasado». Todo un manifiesto.
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