Cazan por GPS al ladrón de 3.000 carritos

El negocio para él —con una docena de antecedentes que incluyen violencia de género, amenazas, robo de vehículo, atentado a agente de la autoridad y robos con fuerza y violencia— era redondo. Se calcula que podría haber obtenido unos 290.000 euros en total, dado que cada unidad cuesta entre 80 y 200 euros, dependiendo del metal que contenga. Y, también se cree que cada día robaba un mínimo de 2 carritos que transportaba cómodamente en su furgoneta. Luego, este particular lazarillo del siglo XXI se deshacía del botín sustraído en una chatarrería «amiga» situada en Vicálvaro, cuyos responsables, una madre y su hijo, lejos de preguntarle por la procedencia del material, se lo compraban sin más, pagando por cada kilo, entre 2 y 3 euros. Después, lo fundían sin dejar rastro.

Su «manía» fácil, cómoda y lucrativa, fue convirtiendo, poco a poco, a Juan Antonio en holgazán. Y, así, si antes no tenía pereza en recorrer distintas zonas de la capital, su vaguería le llevó a concentrar sus robos en La Gavia, lo que facilitó su captura, explicaron ayer desde la Jefatura Superior de Policía.

Ante la oleada de sustracciones, en pequeñas cantidades, pero continuadas en el tiempo, denunciadas por los afectados, los agentes instalaron localizadores GPS en tiendas de ese complejo, de forma aleatoria, con el objeto de identificar a este curioso ladrón. Ya solo fue cuestión de que picara el anzuelo. Y lo hizo: el cazador fue cazado al salir del perímetro del centro comercial con su preciada mercancía: dos carros de Ikea. Su destino: Venancio Martín, 46, en donde reside. Fue detenido el sábado, acusado de un delito continuado de hurto, junto a los responsables de la chatarrería, imputados por receptación.