El PSOE logra su objetivo de llegar al 20-N sin el «chivatazo»
Desde hace tiempo Génova advertía de que este caso no sería un eje de su campaña

El candidato socialista y ex ministro de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, logró ayer uno de sus deseos: llegar a las elecciones generales del 20 de noviembre sin que la sombra del «chivatazo» planeara sobre su candidatura. La decisión de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional de levantar los procesamientos y devolver las diligencias al juez Pablo Ruz para que siga investigando supone, pues, un balón de oxígeno para el ex ministro del Interior en un momento, además, en que sus perspectivas electorales son más que pesimistas. Llegar a las elecciones con parte de su cúpula policial acusada de revelación de secretos , en el mejor de los casos, o de colaboración con banda terrorista, en el peor, le habría dejado al descubierto un flanco extremadamente débil que sin duda habría sido aprovechado por el Partido Popular.
El argumento para ese ataque era evidente: si su director general de la Policía, Víctor García Hidalgo; el jefe superior del País Vasco, Enrique Pamiés, y el hombre de confianza de éste, el inspector jefe de Información de Vitoria José María Ballesteros, se hubiesen tenido que enfrentar a un juicio por el soplo a ETA, de inmediato todas las miradas se dirigirían a él, ya que nadie se creería que esas tres personas habían actuado por su cuenta. Sobre todo, porque en la lucha antiterrorista no se tomaba una sola decisión sin el conocimiento y la autorización de Alfredo Pérez Rubalcaba.
Pero la decisión de la Audiencia Nacional no solo supone un alivio para el candidato socialista; tal como se vio ayer, también le sirve al PSOE como munición pesada contra el PP, que a lo largo de la legislatura ha apuntado al entonces ministro del Interior como responsable político del «chivatazo». Semana tras semana, el diputado popular Ignacio Gil Lázaro acorraló con sus preguntas a Rubalcaba que, visiblemente irritado, capeaba el temporal lo mejor que podía.
Igualmente, el actual ministro del Interior y entonces secretario de Estado de Seguridad, Antonio Camacho, fue apuntado por el PP en el «caso Faisán», y en el poco tiempo que lleva como titular de esa cartera ha tenido que responder también a varias preguntas. Como Rubalcaba, la apertura de juicio oral contra buena parte de la cúpula policial que actuaba a sus órdenes hubiese sido demoledora. Al menos ahora solo se tendrá que preocupar de intentar solventar el fuerte malestar, con dimisiones incluidas, que ha provocado en el PSOE de Zamora su inclusión como cabeza de lista.
Perfil bajo
En el PP, mientras, se trata de recomponer la figura. Ayer se aferraba a que la Audiencia Nacional había ratificado que el soplo se había producido y mostró su confianza en la Justicia. Una reacción de perfil bajo, acorde con los mensajes que desde hace ya algunas semanas lanzaba Génova en el sentido de que el «chivatazo» no sería de la campaña electoral. Incluso, la dirección del Grupo Popular pidió que no se preguntara sobre ese asunto en la sesión de control de ayer, la última de la legislatura, porque había que sacar el «Faisán» de la campaña.
¿Había trascendido ya el estado de opinión de los jueces de la Sala de lo Penal respecto al caso? No hay datos sobre ello, pero la respuesta de Ru-balcaba en la entrevista que concedió el martes a «Protagonistas» de Punto Radio es también reveladora: «Esperaré a que la Justicia acabe su trabajo. Es lo razonable».
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