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La Audiencia Nacional condena a Otegi y a Usabiaga por pertenencia a ETA

La sentencia a diez años de cárcel considera a los dirigentes abertzales responsables del intento de refundación de la ilegalizada Batasuna a través del grupo «Bateragune»

La Audiencia Nacional condena a Otegi y a Usabiaga por pertenencia a ETA REUTERS

n.villanueva / J. PAGOLA

La Audiencia Nacional ha condenado al exportavoz de Batasuna Arnaldo Otegi y al exsecretario general del sindicato LAB, Rafael Díaz Usabiaga, a diez años de cárcel como responsables del intento de refundación de la ilegalizada Batasuna. La sentencia del «caso Bateragune», por el que Otegi lleva en prisión preventiva casi dos años , ha sido notificada este viernes a las partes y una hipotética absolución habría supuesto el último obstáculo para que el batasuno saliera de la cárcel. Con esta condena, previsiblemente de diez años de prisión, según fuentes judiciales, poco importa ya el macrojuicio de Batasuna, en el que también se le acusa de pertenencia a ETA. En este proceso, aún pendiente de fecha, se sentarán con Otegi en el banquillo otras 40 personas, acusadas de delitos de integración y colaboración con la banda terrorista.

La Audiencia Nacional condena a ambos dirigentes abertzales por un delito de integración en ETA por intentar reconstruir la formación ilegalizada. En la sentencia, la Sección Cuarta de la Sala de lo Penal, presidida por Ángela Murillo, también condena a ocho años de cárcel a Miren Zabaleta, Arkaitz Rodríguez y Sonia Jacinto . Absuelve además a los otros tres procesados, Txelui Moreno, Amaia Esnal y Mañel Serra, para quienes la Fiscalía retiró la acusación durante el juicio. La Sala considera probado que Otegi y Usabiaga fueron responsables de una estrategia para reactivar a la ilegalizada Batasuna . Para ello, habrían actuado organizada y en conexión con ETA, adoptando estructuras orgánicas y sin desvincularse en ningún momento de la banda.

La sentencia ha caído como un «jarro de agua fría» en la «izquierda abertzale» y, especialmente, en los sectores más pragmáticos, que desde hace días venían temiendo una elevada condena. Otegi, junto a un grupo reducido de ex dirigentes de Batasuna, como Rafael Díez Usabiaga, Rufino Etxeberria, Joseba Permach y, más en la sombra, Íñigo Iruín y Jone Goirocelaia, son los autores intelectuales de la actual estrategia que busca el desembarco de la «izquierda abertzale» en todas las instituciones . Pero, a diferencia de los citados, el ex portavoz de Batasuna tiene un indiscutible grado de influencia en la militancia, a la que mayoritariamente logró incorporar en el nuevo proyecto en contra de las posturas más duras defendidas en los debates internos por los «comisarios políticos» de la banda terrorista.

«Alto el fuego permanente y general»

La «hoja de ruta» trazada por Otegi y compañía alcanzó su primer «éxito» con la declaración del «alto el fuego permanente y general» decretado por ETA el 8 de enero. La «parada técnica» permitió absorber a EA e instrumentalizarla como «escudo legal». Otegi, desde la cárcel, pudo exhibir ante la banda el éxito obtenido en las pasadas elecciones municipales, pero no como argumento para que se disolviera sin contraprestaciones políticas, sino para que mantuviera la tregua. «ETA sobra y estorba», llegó a decir, precisamente, en el juicio por el «caso Bateragune». Es más, aprovechó su declaración en la Audiencia Nacional para atribuirse los 300.000 votos con los que Bildu irrumpió en las instituciones locales y forales. «Este magnífico resultado —se jactó— mejorará con el paso de los años». En efecto, la presentación de la «izquierda abertzale», bajo la máscara de Bildu, en los comicios municipales no fue sino la primera estación en el largo trayecto hacia el escenario final, esto es, la apertura de un «proceso democrático» —negociación— que concluya con la creación de un estado vasco independiente. La segunda estación será la cita del 20-N, en la que los batasunos pretenden conseguir un grupo parlamentario propio con vocación de ejercer como representante del pueblo vasco en una negociación con el Estado español.

La «izquierda abertzale» ha ubicado la tercera estación en las próximas elecciones autonómicas.Sus impulsores creían que para entonces Otegi estaría en libertad, rehabilitado para ejercer la política y, por tanto, sería presentado como candidato a «lendakari», respaldado por el efecto Bildu y por el compromiso de ETA a Rufino Etxeberria de que no habrá atentados antes de los comicios vascos.

Los analistas consideran que la condena a Otegi no va a desbaratar la actual estrategia, porque, de hecho, incluso ha cobrado nuevos impulsos con él en prisión. Pero sí frustra las expectativas cara a las autonómicas, pues se priva a la «izquierda abertzale» de su líder con mayor influencia.

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