El supervisor europeo ultima un plan para salvar a la banca
Merkel obtiene el visto bueno de su consejo de ministros a la ampliación del fondo comunitario de rescate
MONCHO VELOSO
La banca europea es de nuevo sospechosa de estar detrás del parón de la economía. Las entidades admiten grandes dificultades para obtener liquidez. Y las autoridades temen que eso se traduzca en una restricción mayor del crédito a familias y empresas y en un frenazo ... más brusco en la salida de la crisis. Por eso, la Autoridad Bancaria Europea (EBA, por sus siglas en inglés) habría exigido a los ministros de Finanzas de la Unión que permitan al fondo de rescate europeo inyectar dinero a los bancos de forma directa , sin la intermediación de los autoridades nacionales, como exige ahora la normativa comunitaria.
El pasado 21 de julio, los líderes de la eurozona pactaron flexibilizar el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera. Ese acuerdo da potestad al fondo para recapitalizar entidades en apuros, pero solo puede prestar dinero a los países y los Estados, a su vez, a la banca. El presidente de la EBA, Andrea Enri, habría escrito a principios de esta semana una carta al presidente de turno del Ecofin, Jacek Rostowski, proponiendo saltarse ese paso para ganar tiempo, según informó ayer el diario «Financial Times».
Enri recoge así el guante lanzado el pasado fin de semana por la directora general del FMI, Christine Lagarde , quien urgió a los países a profundizar en la recapitalización de la banca. La EBA informó de que ya está enviando a Bruselas diferentes propuestas para atajar la actual crisis de liquidez. Y aunque no ha confirmado que haya propuesto a la Comisión Europea una inyección masiva de dinero a las entidades, fuentes cercanas al supervisor informaron ayer a este diario que el pasado mes de agosto, ante las dudas y la volatilidad que se enquistaron en la zona euro, la EBA discutió la posibilidad de crear un sistema de garantías por el cual el fondo de rescate avale la emisión de deuda por parte de los bancos.
La Comisión Europea, por su parte, rechaza imponer nuevos deberes a los bancos alegando que «están mejor capitalizados que hace un año». Y remite a los resultados de los últimos test de estrés para avalar esa supuesta fortaleza . La EBA es menos optimista. Este martes reconoció que las pruebas de esfuerzo, un año más, no contabilizaron el lastre que supone la actual exposición de la banca a la deuda soberana.
La filtración de las intenciones de la EBA se encontró ayer mismo con la negativa de Alemania, que se aferra a la actual legislación europea para rechazar una nueva ampliación de los poderes del fondo. «Es que supone avanzar hacia los eurobonos», matizan fuentes europeas consultadas. Berlín no quiere oír hablar de la emisión conjunta de obligaciones por los países del euro para financiar entre todos una parte de la deuda de cada Estado. Al menos hasta que su idea de nueva gobernanza europea —basada en la austeridad— se imponga.
Angela Merkel se enfrenta no solo a la oposición a su Gobierno sino también a los miembros más conservadores de su partido, que no quieren más rescates a cualquier precio. Ayer, la canciller salvó un primer escollo al contar con el visto bueno de su consejo de ministros , que aprobó el plan de julio del Eurogrupo de ampliar el fondo de rescate. Pero los díscolos compañeros de partido, los socios de coalición y la oposición, podrían tumbarlo en el Parlamento el 29 de septiembre. O introducir cláusulas —por ejemplo, que sus actuaciones estén siempre avaladas por el Bundestag— que harían al fondo perder su esencia: dar respuesta rápida a la crisis.
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