Sol reinventa la ilegalidad
Los comerciantes, descontentos por la creación gratuita de un puesto en la plaza
El escenario que se ha dibujado desde hace un mes en la Puerta del Sol no era el mismo ayer, pero muy parecido. Tras el lavado de cara de la plaza por parte de los «indignados», el pavimento había ganado notablemente espacio en beneficio de los comerciantes y usuarios, pero la ilegalidad continuaba asentada en la plaza a través de diferentes reductos del 15-M; el más impresionante, de unos 30 metros cuadrados, el considerado como «puesto informativo», frente a la placa del Kilómetro 0.
Esta nueva espectacular infraestructura había sido erigida paralelamente al prometido desmantelamiento del campamento el domingo. Está compuesta por decenas de palés de madera unidos por tornillos, dando forma a lo que parece un mini hangar donde dar cobijo a las ideas que durante cinco semanas han planeado por la Puerta del Sol y pretenden continuar haciéndolo con el beneplácito de las autoridades.
Ningún comerciante entendía ayer cómo podía haberse levantado una estructura de esas características en Sol. La patata caliente o, mejor dicho, la responsabilidad de que perdure es íntegra del Ministerio del Interior y, por ende, de la Delegación del Gobierno.
«Estamos trabajando en ello en coordinación con el Ayuntamiento y la Comunidad», se limitaban a decir ayer desde el órgano que dirige Dolores Carrión.
Los clientes habituales de los negocios más afectados por la acampada daban la enhorabuena a los dueños por la semiretirada, pero estos no se sentían satisfechos. Menos aún los de los quioscos de prensa, lotería y tabaco, quienes consideraban «indignante» y «un agravio comparativo» este puesto del 15-M libre de cargos: «Pago al mes 1.900 euros de impuestos, más lo que me ha costado el mismo, cerca de 46.000 euros», protestaba un tendero, que anunciaba que ha dejado de ingresar 7.000 euros durante el periodo de acampada.
«La mayor dictadura»
«Yo mañana voy a montar un quiosco de helados al lado suyo. Total, no me va a costar nada ni me van a hacer nada. Esta es la mayor dictadura que he visto en mi vida. Nos lo han impuesto, y hay que tragárselo como quieran», opinaba enojado el encargado de un local.
Ignacio Lario, presidente del Área de Preciados y el Carmen (Apreca), consideraba que ya no se obstruye la actividad comercial, «pero como ciudadanos sentimos vergüenza de cómo está la plaza. Es un auténtico desafío al Estado de Derecho. Dejan claro quién manda en Sol». Mientras, desde el barracón de palés, distintos integrantes del 15-M asesoraban a los interesados sobre el movimiento y su «extensión» sin tener muy claro qué comisiones continuarán en el lugar.
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