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Los acampados de Sol se irán poco a poco

«Los indignados» optan por una retirada paulatina para que la Policía no desaloje

Los acampados de Sol se irán poco a poco REUTERS

TATIANA G. RIVAS

La asamblea general para poner fecha límite a la acampada de la Puerta del Sol —la tercera en 18 días— se retrasó más de una hora. Finalmente, consensuaron «reestructurar» el campamento , es decir, ir quitando puestos y tiendas diariamente hasta dejar un simbólico puesto de información en la plaza madrileña. Tras las decenas de propuestas que se hicieron junto a la parada de la macroestación de Sol, sólo dos cosas estaban claras desde el principio: que la retirada no sería inmediata y que la Policía Nacional cortaba la comunicación con los acampados tras la asamblea.

“Las Fuerzas del Orden están pendientes de lo que decidamos hoy. Nos han dicho que no entrarán por la fuerza si progresivamente vamos retirando la acampada. Ahora, si no ven muestras de que quitemos infraestructura, podrían intervenir», informaba ayer un miembro de la comisión legal de los «indignados». Por si acaso, los dos últimos días se han esforzado en eliminar algunas lonas y tiendas de campaña.

«No hay comida para todos»

En la cita, donde hubo menos afines y simpatizantes que en anteriores encuentros, también se pretendían definir las líneas para reorganizar el campamento y eliminar los problemas que ponen en jaque su seguridad, principalmente, la presencia de armas blancas, hurtos e instalación eléctrica —el difusor de gas y la bombona de butano para cocinar comida caliente ya lo habían eliminado—. Esta cuestión no se determinó, pero hoy, a las cinco de la tarde, volverán a reunirse para fijar los puntos. Por lo pronto, lo que la comisión de alimentación dijo fue que no darán comida a todo el mundo para evitar atraer indigentes. «No somos un comedor social», manifestaron.

Tampoco se puso fecha límite al asentamiento. Se continuará con la acampada «hasta que exista una infraestructura permanente en la plaza». Lo cierto es que la intención de abandonar la Puerta del Sol estaba patente en todo momento. Ya lo aconsejaron al inicio de la asamblea que a la hora de las votaciones: «Compañeros, decidamos más con la cabeza que con el corazón».

Espíritu agotado

«Estamos cansados. El campamento nos está quitando la energía del movimiento». Los acampados de Sol lo anunciaban a viva voz en la plaza madrileña. Pero no hacía falta que hicieran tal revelación; las caras y los comentarios bajo las jaimas daban buena cuenta de ello. Muchos comentaban la misma cuestión antes de que comenzara el encuentro que pondría fecha límite al movimiento: «Hay que irse. Esto ya no tiene ningún sentido», se escuchaba en la comisión legal y se repetía en la asamblea.

Si había duda del agotamiento, la mejor muestra fue el momento en que nadie levantó la mano cuando uno de los portavoces preguntó: «¿Queremos que siga tal cual el campamento?». Ante la derrota del público, otro de los integrantes del movimiento tomó la palabra para encender la llama, pero apenas consiguió chispas cuando hizo alusión a los detenidos de la primera semana.

Pareciera que en todo momento, los que llevaban la voz cantante en la asamblea pretendían orientar a las ovejas descarriadas que hacían alusión a la continuidad del campamento. «Hay que reestructurar», decían una y otra vez.

Ante la amenaza de un desalojo inminente, a la una de la madrugada han realizado una reunión informativa para aconsejar cómo actuar en caso de intervención policial. Los «indignados», incluso, han aportado los contactos de abogados de guardia en caso de detención.

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