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Quiebra en el PSOE

En el contexto actual de crisis del socialismo andaluz, también se hace indispensable que allí se convoquen elecciones anticipadas

LA dimisión del consejero de Gobernación y Justicia es fiel reflejo de la crisis imparable del Ejecutivo andaluz. Luis Pizarro, hombre fuerte del PSOE en una comunidad gobernada con mano férrea por los socialistas, deja su cargo como consecuencia del cese del delegado de su Consejería en Cádiz, otra muestra de los conflictos internos de un «régimen» que se resquebraja. Pizarro ha sido nada menos que durante dieciséis años una pieza clave de Chaves en cargos orgánicos de máxima relevancia en el partido. Ahora pintan bastos para el PSOE andaluz y cada uno hace la guerra por su cuenta, mientras las encuestas anuncian resultados positivos para el PP en las próximas elecciones locales y ofrecen amplias expectativas para Javier Arenas en las autonómicas del año que viene. El tropezón del secretario de Estado Gaspar Zarrías en su visita a la provincia de Cádiz no tuvo —por fortuna— ninguna consecuencia para la salud del político andaluz, pero es la expresión simbólica de que la era del socialismo en Andalucía está llegando a su fin.

El escándalo de los ERE fraudulentos conoció ayer un nuevo episodio con la revelación de que la intervención advirtió cuatro veces a la Junta sobre el abuso de los contratos a «dedo» y que el órgano gestor del «fondo de reptiles» de esos ERE no hizo publicidad ni convocó plazas. Todo ello se inscribe en el marco de la lucha interna que enfrenta a Chaves con su sucesor en la presidencia de la Junta, tal vez porque José Antonio Griñán no está dispuesto a asumir determinadas responsabilidades anteriores a su nombramiento. Lo cierto es que el PSOE andaluz hace aguas por todas partes con una fuerte confrontación territorial que ahora afecta a Cádiz, pero que puede estallar en otras provincias. En el contexto actual, la sucesión de Zapatero al frente del partido hace que se abra la caja de los truenos, demostrando el fracaso de una forma de hacer política que debería conducir a la convocatoria de elecciones anticipadas, también en Andalucía. La necesidad de cambio político en la Junta es ya un caso de higiene democrática, porque la permanencia indefinida de las mismas personas favorece prácticas intolerables para el pluralismo imprescindible en una sociedad abierta. La salida traumática de Luis Pizarro demuestra la quiebra de un partido que arrastra consigo a todo el Ejecutivo andaluz.

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