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LA ALBERCA

El triunfo de Periquito el de los palotes

Espadas fue para el sanchismo un títere, un 'Periquito' cualquiera contra la malvada rival del jefe, Susana Díaz

Susana Díaz y Juan Espadas J. M. SERRANO
Alberto García Reyes

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La explicación que ha ofrecido la 'fontanera' Iglesias a sus compañeros en el grupo de Whatsapp del partido sobre las afiliaciones masivas para las primarias del PSOE de 2021 son el catón del sanchismo en Andalucía. El audio es un compendio de confesiones muy elocuentes ... sobre la maquinaria de Ferraz para laminar rivales internos y promover alternativas lacayas. María Iglesias aclara con soltura coloquial que ella no estaba en ninguna operación para apoyar a Juan Espadas, sino a quien dijera Pedro Sánchez, que no es lo mismo. Reconoce que hizo 32 afiliaciones de Coria del Río en una sola entrega desde su correo electrónico unos meses antes de las primarias porque, según su locuaz testimonio, en esta agrupación no estaban inscribiendo a nadie y Ferraz le pidió que mandase las fichas directamente allí. Es decir, desde Madrid se organizaron los censos antes incluso de que Espadas fuese elegido por el secretario general como su apuesta para Andalucía. Se trataba de engrasar el partido para acabar con Susana Díaz, que había sido la rival de Sánchez en las primarias nacionales. Y María Iglesias fue una de las encargadas de hacer ese trabajito. Lo confirma ella misma con descarnada frialdad: «Hubiera apoyado a Periquito el de los palotes antes que a Susana Díaz». Es decir, antes de que el partido sacase a Juan Espadas de la Alcaldía de Sevilla, donde gobernaba plácidamente como el socialista con mayor poder municipal de España, los sanchistas estaban armándose para ir al combate en favor de quien dijera el gran jefe. Daba igual quién. El vasallaje a Sánchez era total. Y el objetivo sólo uno: hundir a Susana. No importaban los preceptos ideológicos que se iban a impulsar en este nuevo tiempo, ni la reconstrucción intelectual del partido en un territorio en el que fue hegemónico durante casi cuatro décadas. El único fin era cargarse a la rival de Sánchez y controlar la federación andaluza, históricamente autónoma y fundamental para las victorias socialistas en las generales, desde el despacho del omnipotente 'Número Uno'.

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