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El PSOE oculta sin complejos a Zapatero

Los militantes ven en los mítines a Blanco, Rubalcaba, Barreda, Vara, Chaves o Iglesias, pero no a su líder

El PSOE oculta sin complejos a Zapatero EFE

J. ALBIOL

Entre los numerosos actos de precampaña que el PSOE había programado ayer por toda España, cuatro de ellos eran de entidad por el peso político de sus protagonistas. Alfredo Pérez Rubalcaba, de la mano de Marcelino Iglesias, José María Barreda, Guillermo Fernández Vara y José Bono, recibió ayer los aplausos de sus militantes en Alcázar de San Juan (Ciudad Real), y un mensaje —en provocativa clave sucesoria— del presidente del Congreso: «Siempre tendrás el respaldo que necesites», dijo Bono a Rubalcaba, reabriendo una vez más el juego de las interpretaciones que tanta incertidumbre está causando en el PSOE.

José Blanco, junto a José Antonio Griñán, protagonizó un mitin en Benacazón (Sevilla), en el que se despachó contra Mariano Rajoy llamándole «patriota de pacotilla». Manuel Chaves hizo lo propio en Valencia junto a Jorge Alarte y, en Madrid, los rivales sin piedad de las primarias Tomás Gómez y Trinidad Jiménez se lanzaron piropos mutuos en busca del caro voto madrileño.

Domingo con sabor preelectoral y la plana mayor del PSOE, de mitin... excepto José Luis Rodríguez Zapatero, que prefirió ayer proteger su agenda para limitarse a tratar de rentabilizar, a distancia y sin aparecer en público, la entrevista que mantuvo con la élite empresarial y financiera española durante el sábado. No en vano, fue el ministro de Presidencia, Ramón Jáuregui, quien amortizó ayer esa cita en la Moncloa asegurando que Zapatero goza del aval empresarial para agotar la legislatura, lo que «acredita que el Ejecutivo está efectuando las reformas necesarias».

La pugna sucesoria no cesa

Ayer, el debate en el seno del PSOE sobre si el deterioro político de la persona —Rodríguez Zapatero— condiciona a la marca y contamina así a las siglas, independientemente de quién sea el candidato, ya quedó formalmente elevado a los escenarios de los mítines. Las especulaciones y rumores sobre si el PSOE había decidido esconder a Zapatero para tratar de proteger en la medida de lo posible la credibilidad de las siglas se convirtieron al fin en una certidumbre. El PSOE está de precampaña sin el que hace tan solo unos meses era considerado por todos los líderes socialistas sin excepción su «mejor activo». Hoy, es una evidencia que el PSOE mide con cautela sus mítines para evitar que el desgaste que los sondeos atribuyen de forma unánime a Zapatero, así como el creciente guirigay interno en torno a un inminente proceso de sucesión, lastren los resultados. Especialmente en Castilla-La Mancha, Extremadura o Asturias, feudos socialistas, pero que por primera vez en años ofrecen resultados inciertos.

Sin embargo, y pese a los esfuerzos del propio Zapatero por manejar los tiempos de una sucesión que deja entrever pero nunca termina de anunciar, la indisciplina se ha convertido en la principal seña de identidad del PSOE. Días atrás, el «barón» José María Barreda ya hizo indisimulados guiños a Carme Chacón. Ayer, muchos de los asistentes a su mitin interpretaron que también tenía una dedicatoria para Pérez Rubalcaba: «El futuro nunca se construye a partir de la nada». Y Bono hizo una defensa de Zapatero que, paradójicamente, sonó a homenaje de despedida: «Un hombre no es culpable de lo que le sucede a un pueblo», dijo, para añadir a continuación que el PSOE «tendrá en 2012 un candidato que deje pequeño a Rajoy». Los financieros habían exigido a Zapatero prioridad política contra la crisis económica y menos enredos de familia en el PSOE. A los socialistas, el domingo de mítines sin Zapatero sólo les sirvió para hacer oídos sordos a esa recomendación.

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