EL OASIS CATALÁN
Golpes bajos
¡Vaya con el oasis catalán! ¿De quién se está hablando? Algunos lo intuyen. Pero, lo que se dice saberse, no se sabe. Nadie da nombres. Nadie cita a nadie
miquel porta perales
Nos habían dicho que en Cataluña las cosas eran distintas. Que nosotros no éramos como ellos, que aquí nunca ocurrirían las cosas que allí —lean España— ocurren. Nos engañan. Nosotros somos como ellos y aquí ocurre lo mismo que allí. Precisemos: nuestros políticos son como ... los demás. Es decir, algunos políticos de aquí se comportan como algunos de allí. El «asunto del tres por ciento», el «caso Pretoria», el «caso Palau», el «caso Hotel Palau», así como la escasa transparencia en la adjudicación de algunas licencias en el Raval barcelonés, evidencian que el oasis catalán no es precisamente un remanso de paz. Y ahora resulta que en el palmeral catalán florecen también los golpes bajos: un currículo hinchado de la vicepresidenta del Govern —un error de transcripción, dice la señora a la manera del tripartito— que provoca una durísima interpelación parlamentaria, un político de su partido que la defiende acusando a un notario de haber cometido graves irregularidades en el ejercicio de su labor, un político —de profesión notario— que achaca a otro político cosas tan graves como el cobro de comisiones, la venta de enmiendas de leyes a grupos de interés, la concesión de cargos a amantes y ex amantes o la financiación con fondos públicos de su extensa y variada vida sexual. ¡Vaya con el oasis catalán! ¿De quién se está hablando? Algunos lo intuyen. Pero, lo que se dice saberse, no se sabe. Nadie da nombres. Nadie cita a nadie. Nadie va al Juzgado a denunciar lo que proceda. Nadie quiere exponerse a las consecuencias penales que pudieran desprenderse de sus declaraciones. Pero, el golpe bajo está ahí. El «caso del currículo hinchado», así como las reacciones que ha provocado, muestra que en todas partes —Cataluña incluida— se cuecen las mismas habas. Otro torpedo en la línea de flotación del hecho diferencial catalán. Otro paso en el desprestigio de la política y el político. Mientras tanto, la crisis sigue ahí.
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