El pulpo Paul ya lo sabía

«Todo el país está ilusionado con la selección. Toda la Familia Real hubiera querido venir, el Rey el primero, pero lo van a seguir por la televisión», manifestó a su llegada al estadio.

La Reina había aterrizado en la ciudad sudafricana con un pañuelo rojo al cuello en recuerdo del comienzo de los Sanfermines y fue recibida por el secretario de Estado para el Deporte, Jaime Lissavetzky, y por el embajador español en Sudáfrica, Pablo Benavides.

«Estamos aquí para apoyar a nuestro equipo que está haciendo una labor maravillosa y muy compenetrados», aseguró la Reina.

Doña Sofía mantuvo lazos en el pasado con el país que ayer visitó. Pasó cinco años de su infancia en Sudáfrica, donde la Familia Real griega se trasladó desde El Cairo cuando ella tenía dos años y medio.

El rey Jorge II y su familia abandonaron Grecia el 23 de abril de 1941, tras la invasión del país por el dictador italiano Benito Mussolini, para dirigirse al exilio, que transcurrió durante cinco años y tuvo como sede Ciudad del Cabo.

El resultado, según el pulpo. Es la sensación en Alemania. Un pulpo que predice los resultados de los partidos en base a sus gustos culinarios. Le ponen dos urnas con las banderas de los países en liza frente a su pituitaria y tiene que escoger. Según el alimento por el que se decanta, se infiere quien va a ganar.

Y no ha fallado un resultado de Alemania en todo el campeonato del mundo. Tampoco el de ayer. Igual que anticipó todas las victorias de sus «compatriotas», garantizó con su nariz que España vencería.

El asunto ha traspasado fronteras gracias a la globalización. En facebook han proliferado los grupos para atajar los designios del animal. En Argentina se creó el grupo «Matemos al pulpo Paul» después de que el bicho diese por sentado que el equipo de Maradona perdería contra Alemania con toda seguridad, como así fue.

Nadie atentó contra el pulpo y éste cumplió con su rutina. Dijo que ganaría España y acertó otra vez.

El buen talante de Torres. Igual que fue protagonista estelar en la final de la Eurocopa 2008, de la misma forma que ha sabido digerir con buen tiento y mejor estilo la fama que le procuró aquella carrera ante Lahm y aquel gol ante Lehman, ayer respondió con el mismo talante señorial a su suplencia.

Nadie sabía, salvo Vicente Del Bosque, que no iba a jugar y aguantó estoico en el banquillo, sin un mal gesto, la suplencia frente a Pedro. Hasta que le tocó jugar a él.