Aznar alerta contra las «nuevas operaciones de distracción» de ETA

La presentación del libro «España, camino de libertad» ha estado revestida con los ropajes de las grandes ocasiones. El ex presidente del Gobierno José María Aznar ha reunido en torno suyo a los que ocuparan durante sus gobiernos el Ministerio del Interior: Jaime Mayor Oreja, Mariano Rajoy y Ángel Acebes, en un encuentro casi de carácter inédito que ha atraido a buena parte de los populares, tanto de la actual como de la vieja guardia. Incluso «convivieron» el presidente del PP vasco, Antonio Basagoiti, con alguna de sus «disdentes», esto es, la alcaldesa de Lizartza, Regina Otaola. Además, se esperaba, pero no acudió, María San Gil.

 Y en este escenario se ha despachado a gusto Aznar contra los movimientos que se están produciendo en el entorno etarra, del que el presidente del PSE, Jesús Eguiguren, se ha convertido en su especial propagandista. Es por ello, que el ex presidente del gobierno ha defendido que conviene poner negro sobre blanco «el juego temerario de los que quieren experimentar con nuevas operaciones de distracción». El juego, agrega «de los que alimentan falsas expectativas que no son más que un plato recalentado de la cocina de ETA, aderezado por sus apoyos políticos».

Uno de los ejes de su discurso lo constituye la sentencia del Tribunal de Estrasburgo que avaló la ilegalización de Batasuna. A su juicio, dicha sentencia no sólo afirma que para actuar en democracia hay que condenar la violencia «sino que hay que abandonar cualquier proyecto político incompatible con las libertades», de modo que «no todas las ideas son legítimas en democracia aunque se expresen al margen de la violencia», lo que constituye una llamada de atención sobre las maniobras dirigidas por el mundo etarra para hacerse un hueco en las próximas elecciones locales del año que viene.

El ex presidente del Gobierno aprovechó para arremeter también contra el actual inquilino de la Moncloa, José Luis Rodríguez Zapatero, al acusarle de creer que con él «empezó la historia», presentar «como realismo lo que no es más que incompetencia» y, como medidas responsables «lo que es una política extravagante».

Por su parte, Jaime Mayor Oreja no tuvo inconveniente en repetir sus argumentos en torno a la coincidencia de objetivos entre ETA y el Gobierno socialista, convencido, como está de que «vivimos la segunda parte de un guión de resolución de conflicto como la de Irlanda», por la cual «se favorece la ficción de una izquierda abertzale» que es algo distinto a ETA. En presencia de Rajoy de Basagoiti defendió que lo grave no radica en lo que haga ETA «sino en que muchos españoles se lo crean», también con el telón de fondo de las elecciones locales de 2011.

Y es que fue una tónica de todas las intervenciones. Acebes, «padre”» de la Ley de Partidos advirtió que «reconocer a Batasuna una naturaleza y vocación distintas a las de ETA es el paso previo a su reconocimiento como actor político legitimado para concurrir a las eleccionews». ETA, agregó acebes, necesita un partido legal para sobrevivir, pero mientras exista, «Batasuna no puede hacer política».

Fue Rajoy el que tuvo que recoger la pelota de todas las intervenciones. No entró en el fondo de las palabras de Mayor, pero sí vino a coincidir con sus predecesores en el uso de la palabra al comentar, y advertir, que ETA no se puede presentar a las elecciones «ni sus franquicias, ni los buenos ni los supuestos hombres de paz. Y este hecho será un test definitivo para saber dónde e4stamos y cuál es la voluntad de cada cual».