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Los «trolls» y el final de los comentarios anónimos

Un veterano periodista de la era analógica se queja en un cursillo de internet: «¿De qué estamos hablando, de esa ciénaga en la que cada cual puede insultar a quien quiera?». Sale la comparación con la telebasura y los sms que aparecen en la la ... pantalla. Y el periodista pone algunos ejemplos de opiniones que no son tal, sino insultos o provocaciones sin más sentido que embarrar el terreno de juego. «Internet tiene esas cosas -contesta el profesor-. La libertad y los excesos».

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