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La princesa enjaulada

«Está presa en sus oros, está presa en sus tules...»

(Rubén Darío)

POBRECITA la esposa del presidente del Gobierno, espíritu libre encerrado en la jaula de mármol del Palacio de la Moncloa. Un lugar inhóspito, tétrico, inadecuado para las personas románticas de alma ... sencilla que detestan las vanidades mundanas y anhelan escaparse disfrazadas a pasear por los bulevares de París, acaso en busca de la estela existencial de Juliette Greco. Ah, la Moncloa, qué destino tan lúgubre, qué karma tan siniestro, qué atmósfera tan viciada por la soledad del poder. Esa incómoda clausura no es sitio para un alma rebelde.

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