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Una trayectoria ejemplar

Ayer falleció de forma repentina don Guillermo Luca de Tena y Brunet, presidente de Honor de ABC. La muerte de un hombre excepcional es siempre motivo de reflexión sobre la frágil condición humana, pero también sobre la pervivencia de las instituciones. En efecto, don Guillermo identificó su trayectoria vital con el destino del periódico que responde a sus genuinas señas de identidad: la Nación española, la Corona, el humanismo cristiano, el valor de la cultura y el espíritu de respeto y tolerancia hacia el adversario a partir de una defensa firme y rigurosa de las propias convicciones. Apasionado por un proyecto al que entregó lo mejor de su vida, el joven abogado y periodista comenzó una larga etapa con el aprendizaje en la Redacción y llegó a ejercer con el tiempo todas las responsabilidades a las que estaba llamado por tradición familiar y vocación profesional. Director de ABC en los años más complejos de la Transición, entre 1977 y 1983, buena parte de su obra tuvo lugar en el ámbito de las decisiones empresariales, a partir de una confianza audaz en la libertad de los medios de comunicación cuando están avalados por una empresa fuerte y solvente. Las reflexiones en el libro «El papel de la prensa en la consolidación de la democracia», publicado en 1980, son fiel reflejo de una vocación permanente al servicio de esta profesión hermosa y honrosa cuando se actúa -como era el caso- con pleno respeto hacia la verdad y al margen de intereses particulares o maniobras oportunistas.

Hoy es una jornada de luto para ABC y para todo el periodismo español. Es difícil imaginar la vida diaria del periódico sin la presencia señorial y el aliento permanente de don Guillermo. Entre otros muchos recuerdos, el brindis «¡Por el Rey!» con el que cerraba habitualmente la cena de los Cavia es la mejor expresión de sus ideales cívicos y de su defensa activa de la Monarquía de España como la forma política que se identifica con el pasado, el presente y el futuro de la Nación. Miembro del Consejo Privado de Don Juan de Borbón y senador por designación real en las Cortes Constituyentes, Don Juan Carlos supo apreciar esa lealtad permanente y sin fisuras al otorgarle el título de marqués del Valle de Tena, con Grandeza de España, que ostentaba con orgullo legítimo. Nieto del fundador de ABC y de Blanco y Negro, hijo de otro ilustre escritor y académico, logró estar a la altura de una exigencia familiar que conjuga el amor a las tradiciones con una apuesta por la modernidad en el diseño gráfico y la renovación técnica del periódico. La apuesta por la calidad, el respeto a la pluralidad y a la libertad de opinión y la búsqueda de un contacto permanente con los lectores son elementos constitutivos de su manera de entender la función de la Prensa en el mundo contemporáneo. Por eso mismo, huyó siempre del sectarismo, de las ocurrencias a corto plazo o de la vía falsa del sensacionalismo, y consideró de principio a fin que una sociedad libre tiene su fundamento en una opinión pública ilustrada y bien formada. En definitiva, situó a este periódico centenario en la posición que le corresponde como portavoz de una manera de ver y de sentir la realidad española que asumen y comparten muchos millones de ciudadanos.

Don Guillermo era hombre de profundas convicciones religiosas, plenamente consciente de la dimensión espiritual del ser humano y de su responsabilidad personal y social. Compartió con su esposa, doña Soledad García-Conde, y con sus hijas Catalina y Soledad una vida dedicada a España a través de ABC y Blanco y Negro, incluidas otras actividades, todas ellas relacionadas con la empresa editora que impulsó con entusiasmo, como el máster en Periodismo que hace referencia también a su faceta universitaria y cultural. Fue una personalidad distinguida en la vida social, gran amigo de sus amigos y siempre correcto con sus adversarios, aunque muy exigente en el respeto debido a los valores fundamentales. Hombre liberal en el sentido más amplio del término, concebía el debate racional y libre sobre los asuntos públicos como la única forma digna de la convivencia civilizada. Por eso se opuso cuando fue necesario a todas las formas de autoritarismo y de arbitrariedad del poder, muchas veces en situaciones comprometidas. Su último artículo, una necrológica de su amigo José Vidal-Beneyto publicada hace pocos días, es una prueba inequívoca de ese talante abierto hacia la disparidad de criterios, cuando tienen su justificación en planteamientos de honradez intelectual y honestidad personal.

Una institución como ABC es una idea de obra y empresa que nace y perdura en un determinado medio social. Al margen de los aspectos materiales, muchas personas participan de buena fe en el servicio a esa causa porque comparten un mismo principio ético y una ilusión común. Sólo los mejores consiguen alcanzar una «auctoritas» reconocida por todos. Éste era el caso de don Guillermo Luca de Tena, personaje inolvidable para esta Casa y para el conjunto de la sociedad española. Descanse en paz.

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