Irán encarcela a los responsables de la venta de naranjas con etiqueta israelí
«Lo único cierto es que las etiquetas eran falsas. En Irán no ha entrado una sola naranja procedente de Israel». El ministro de Inteligencia iraní, Gholam-Hossein Mohseni-Ejei, anunció la detención de los responsables de un complot que saltó a los medios hace dos semanas cuando se descubrieron varias partidas de naranjas en los mercados del país con etiquetas de la región israelí de Jaffa en cajones de madera marcados con el sello «producido en China». Los detenidos fueron acusados de «calumniar» al Gobierno islámico, pero sus nombres no se harán públicos hasta que concluya la investigación.
El escándalo de las naranjas llegó a las más altas instancias en una república islámica donde está vetado cualquier contacto con el estado hebreo. Nada más conocerse la noticia, el ministerio de Comercio ofreció una recompensa de 73 millones de euros a quien ofreciera pruebas de que alguien dentro del ministerio había concedido una licencia de importación de productos de Israel.
Lo que algunos medios ya califican de «orangate» , en recuerdo al caso de venta ilegal de armas «Irán-Contra» de la Administración Reagan, se produce en un momento en el que la comunidad internacional mira a Teherán a la espera de gestos positivos en su programa nuclear. Pasan las semanas y aunque el Presidente Ahmadineyad rompió con tres décadas de aislamiento y se mostró dispuesto a aceptar la «mano tendida» de Barack Obama, de momento siguen instalándose nuevas centrifugadoras en la planta de enriquecimiento de uranio de Natanz. Israel presiona a Washington y desconfía de «los fines civiles» que, según los responsables islámicos, tiene su programa atómico.
Una oportunidad al diálogo
Desde la Casa Blanca aseguran que «todas las opciones están sobre la mesa», pero insisten en dar una oportunidad al diálogo y por ello han enviado a Teherán a Vali Reza Naser, asesor personal de Obama y miembro del equipo del enviado especial americano a Pakistán y Afganistán, Richard Holbrooke. Mahmoud Ahmadineyad negó cualquier tipo de ultimátum por parte de Washington –según algunos medios israelíes Estados Unidos habría exigido el alto del programa nuclear para octubre- y, al igual que el resto de candidatos a las elecciones presidenciales, se mostró tajante a la hora de defender el derecho de Irán a disfrutar de este tipo de tecnología.
A diferencia de la etapa de George Bush, sin embargo, parece que la Administración demócrata además de señalar a Teherán, también está dispuesta a presionar a Tel Aviv. El asesor de Seguridad Nacional, General James Jones, declaró a la cadena ABC que «la solución de los dos estados podría hacer disminuir seriamente la amenaza nuclear iraní». Un tema «de vital importancia», que ocupará buena parte de la agenda del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, durante su próximo viaje a Estados Unidos.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete