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El PNV y la línea roja

EL último Aberri Eguna del PNV en el poder fue ayer una demostración de mal perder y gestos antidemocráticos. La coincidencia del manifiesto soberanista de este partido, hecho público el pasado viernes, con el último comunicado de la banda terrorista ETA ha rematado un cuadro ... en el que el nacionalismo vasco se presenta con los perfiles de una amenaza, cada cual a su manera, contra el futuro Gobierno de Patxi López. El próximo lendakari ya sabe que le espera una pinza abertzale que no es nueva, porque se documentó en el Acuerdo de Lizarra de 1998, pero sí va a aplicarse con el nacionalismo en la oposición, sin el poder autonómico que tan deslealmente ha ejercido el PNV en estos últimos casi treinta años. El PNV no duda en coincidir con ETA al tachar de ilegítimo el futuro Ejecutivo socialista. Los nacionalistas basan su crítica simplemente en que han perdido el poder, como si fuera una excepción a la ley natural que les otorgara el Gobierno del País Vasco a perpetuidad. Los terroristas, por su parte, siguen anclados en su propia frustración, pero esta vez hacen algo que nunca hicieron con los gobiernos del PNV: señalar al nuevo Ejecutivo vasco como «objetivo prioritario» de su actividad violenta, a la que no van a renunciar.

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