ALFILERITOS
VERACIDAD O FÁBULA
Al currito de a pie, que no dispone de los datos fiables para aseverar qué partido dice la verdad, no se le permite aclarar el asunto
Tiempo atrás, cuando un político con mando en plaza -vamos, del partido que gobierna- informaba sobre un aspecto de su gestión, pues casi todos aceptábamos sin dudas la palabra que nos ofrecía. Pero ahora, pongamos por ejemplo Castilla-La Mancha en las actividades sanitarias, cuando el consejero nos transmite que las listas de espera para atender a los enfermos se han reducido, pues de inmediato sale a la palestra otro político de la oposición para advertir categóricamente que esto no es así, sino que al contrario: estas mismas listas de espera para diferentes servicios se han acrecentado. Con lo cual el currito de a pie, que no dispone de los datos fiables para aseverar quién dice la verdad, se queda con los interrogantes adecuados que no le permiten aclarar el asunto.
Por supuesto, si el consejero de Sanidad es del Partido Popular, pues me imagino que obtendrá el resplado de militantes y simpatizantes de la ideología, al tiempo que la oposición del PSOE, que niega estas estadísticas, tendrá la aceptación de sus seguidores y todos, según el color de su emblema partidista, se darán por satisfechos, sin que en realidad clarifiquen adecuadamente si bajan o suben las susodichas listas de espera sanitarias para el pueblo en general.
Luego conviene exigir respeto para quien ocupa el despacho responsable y facilita los datos de la gestión de su trabajo, antes que intervenir de inmediato para denegar los puestos y decir todo lo contrario a lo que se asegura, con el fin de que el receptor no se haga un lío con cifras y números, que varían según gobierno o partido adversario. Se entiende que quién maneja la información de su departamento señaliza los resultados que tiene para traspasar lo positivo que puede beneficiar al administrado, y uno se imagina que cuando defiende los avances logrados es para emitir los esfuerzos llevados a cabo que a todos satisfacen. Pero si contra lo afortunado nace de inmediato lo negativo, pues apaga y vámonos, porque nos quedamos a luna de Valencia, aunque nos encantaría saber dónde está la certeza de los datos ofertados. Difícil dilema para quien vaya por libre en cuestiones de credos y doctrinas.
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