Una experiencia de lujo sobre cuatro ruedas

El Circuito del Jarama ofrece una nueva experiencia de lujo al volante. Una opción muy interesante para todos aquellos que quieran disfrutar de una aventura singular y divertida, que rinde todo un homenaje a los clásicos.

Se trata de “The Royal Experience”, una nueva iniciativa situada al final del padock del Circuito del Jarama con una superficie de 6.000 metros cuadrados que alberga tres espacios diferenciados de actividades.

Encontrarlo es sencillo, entramos en el circuito, visualizamos los boxes, seguimos caminando hasta final de recta y encontramos su curioso autobús de dos plantas. Nos acercamos a este vehículo tan singular y ya podemos ver una pequeña pista muy sinuosa y varios Westfield AeroRace. Este peculiar vehículo está basado en el conocido clásico Lotus Seven, muy similar al Caterham Super Seven. En resumidas cuentas, un automóvil que todo el mundo ha soñado conducir alguna vez en su vida.

Estos coches tienen un precio muy competitivo en el mercado, por tan solo 24.000€ puedes tener uno en tu garaje. Eso sí, normalmente esta marca te vende su coche sin ensamblar, reduciendo ese precio. Un automóvil a la vieja usanza, motor atmosférico, peso liviano, sin ningún extra. Vehículos diseñados para que el piloto experimente la conducción a un grado desconocido en los automóviles modernos, una dirección muy directa, sin ninguna ayuda electrónica y unos frenos contundentes muy fáciles de bloquear. En definitiva, la experiencia de conducir un automóvil deportivo como hace 30 o 40 años.

Los Westfield AeroRace disponen de un motor origen Ford de 180 CV que dispara sus 450 kg rápidamente por la pista. Toda esta potencia es enviada a su eje posterior, con lo que los derrapes están asegurados. Dispone de elementos de seguridad para que el piloto se sienta seguro en todo momento, asientos tipo baquets de competición con cinturones de 5 puntos de anclaje y barras de seguridad que aseguran nuestra integridad en caso de choque o vuelco.

The Royal Experience ha querido dar un toque clásico a sus instalaciones ambientando los espacios con un toque retro de los años 60. Existen tres actividades en el circuito, además de pilotar los Westfield AeroRace, los asistentes también podrán disfrutar de dos actividades más, el “Batak” y los locos Crazy Carts XL.

El Batak es una máquina que usan los pilotos profesionales para mejorar los reflejos. Se trata de un dispositivo con distintos botones en los extremos que se van iluminando. Al iluminarse debemos pulsar el botón y esperar a que otro se ilumine. La dificultad es grande, ya que no sabemos nunca cuál será el siguiente botón en encenderse y normalmente lo suele hacer alejado del botón que hemos pulsado. Esta máquina analiza nuestros reflejos en 30 segundos. Un piloto profesional pulsa entre 70 y 80 botones en medio minuto, un ciudadano de a pie tan solo es capaz de pulsar unos 30 o 40 botones en ese mismo periodo de tiempo.

La siguiente actividad son los Crazy Carts XL. Unos mini vehículos eléctricos muy divertidos. Estos “cochecitos” se conducen en una superficie muy deslizante que ayudan a adquirir aprendizaje en el derrapaje. Un paso previo perfecto para después conducir los Westfield AeroRace.

Y por último la guinda del pastel, lo que todos esperábamos, conducir un Westfield AeroRace. La empresa ha diseñado un pequeño circuito muy sinuoso, en el que sacar mucho partido al coche. El circuito está pensado para entrar en las curvas derrapando y poder disfrutar con una sonrisa y con mucha seguridad de sus prestaciones. Curvas rápidas, enlazadas y un “donuts” en el medio, donde dar gas y ver cómo nos adelanta la parte trasera de este coche tan especial.

Una experiencia automovilística ideal para los amantes de la cuatro ruedas, en un lugar mítico como es el Circuito del Jarama y rodeado de un ambiento muy vintage. Como el autobús “doublé decker” original de 1968 y que ha recorrido las calles de Londres.

Debajo del autobús encontramos una terraza chill out climatizada donde tomar algo y observar como realizan las actividades. Un lugar idílico en el que relajarse y comentar las anécdotas del día.