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Obituario Dina Merrill (1923-2017)

Dina Merrill, la gran actriz que no logró el estrellato

Su llegada tardía a la gran pantalla fue una carencia que nunca pudo suplir

Dina Merrill ABC

José María Ballester Esquivias

Para cumplir su deseo de ser actriz, Dina Merrill se matriculó en la Escuela Norteamericana de Arte Dramático de Nueva York, tras un trimestre en vano en la Universidad George Washington. Fue una alumna brillante. Sin embargo, las convenciones sociales se impusieron y con 23 años la hija de Edward Hutton -fundador de una de las principales firmas de inversión de Wall Street- y de Merriweather Post -heredera de la marca de cereales de su apellido- contrajo matrimonio con Stanley Rumburgh, heredero a su vez de Colgate-Palmolive y «fontanero» en la Casa Blanca durante la presidencia de Dwight Eisenhower.

Tras dar a luz a tres hijos, Merrill consideró que ya había llegado el momento de cumplir con su vocación: la primera película que rodó, en 1957, fue «Su otra esposa», protagonizada por Katherine Hepburn y Spencer Tracy. Su papel -interpretaba a una secretaria- fue secundario, si bien deslumbró por su indudable distinción y sus dotes para el séptimo arte.

Dos años después, Merrill saltó a la fama por su papel de enfermera en «Operación Pacífico», junto a Cary Grant , ex marido de su prima Barbara Hutton. Algunos medios y llegaron a calificarla como «la nueva Grace Kelly».

Merrill se especializó en series televisivas de alto nivel como «Bonanza», «Misión imposible» y «Batman»

Podría haberlo sido si se tiene en cuenta que directores de primera como Fred Zinemann la eligieron para actuar en «Tres vidas errantes» junto a Robert Mitchum o Deborah Kerr . También hizo de esposa burlada en «Una mujer marcada», de especialista en moda en «El noviazgo del padre de Eddie» y de esposa de fiscal (Burt Lancaster) en «Los jóvenes salvajes». A partir de finales de los años sesenta, Merrill se especializó en series televisivas de alto nivel como «Bonanza», «Misión imposible» y ejerció de villana en dos capítulos de «Batman» junto a su segundo marido Cliff Robertson.

Nunca, sin embargo, alcanzó el pleno estrellato: su llegada tardía a la gran pantalla fue una carencia que nunca pudo suplir del todo. Inteligente, supo espaciar sus apariciones. Sin abandonar el mundo cinematográfico, creó la productora «Pavillion Communications» en compañía de su tercer marido, Ted Hartley. En 1981, la fusionaron con RKO Pictures, que había sido fundada por Joseph P. Kennedy, padre del presidente, cuyos derechos habían adquirido.

Merrill fue generosa y puso su inmensa fortuna -estimada en 5.000 millones de dólares- al servicio de una intensa actividad filantrópica que le llevó a presidir el Centro John Kennedy para las Artes Escénicas o a formar parte del Patronato del Teatro Eugene O’Neill. En el ámbito financiero facilitó la absorción de la firma de su padre por Lehman Brothers, sirviendo en el Comité de Retribuciones de esta última.

Estos éxitos no compensaron su frustración como actriz. « Hay algo de lo que nunca hablaré con la prensa : la fortuna de mi madre, ni la de mi marido. No quiero que se hable de mí como miembro de la alta sociedad neoyorquina, sino como actriz», confesó a la revista «Fotogramas».

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