Arma y padrino
Montero, la pitonisa
Lo habrá visto en los posos del café, digo, o en las líneas de la mano de Bolaños. O lo diría el horóscopo o la runas o la Fournier
Que dimita Ayuso
¿Quién vigila al vigilante?
Al mismo tiempo que el fiscal general del Estado, por primera vez en nuestra democracia, está imputado (hay primeras veces de las que valdría la pena prescindir) por revelación de secretos, María Jesús Montero avanza, desacomplejadamente, que «van a salir más cosas» de Isabel Díaz Ayuso ... . Secretitos. Que en los próximos días, dice, la prensa «tendrá acceso a más información que a todos nos escandalizará». Podría parecer una desvergüenza (o una amenaza), pero yo no me puedo creer (ni puedo ni quiero) que la ministra de Hacienda y vicepresidenta de un gobierno democrático sea tan irresponsable e indigna de su cargo como para hacer uso indebido del acceso a información privilegiada que le otorga este, con el único fin de perjudicar políticamente a alguien. Y menos todavía que sea tan imprudente de, ante micrófonos y cámaras, dejar constancia de que ella ya sabía, por lo que sea, que la vamos a ver publicada antes de que eso suceda. Así que la única explicación a tal insólito hecho es que se trate de un mero ejercicio de adivinación esotérica: María José Montero, pitonisa diletante, ha tenido una revelación.
Lo habrá visto en los posos del café, digo, o en las líneas de la mano de Bolaños. O lo diría el horóscopo o la runas o la Fournier. Pero ahí lo ponía bien clarito, a poco clarividente que se sea (y nuestra Chiqui lo es) y uno lo quiera ver: en los próximos días tendrán ustedes acceso a más información que a todos nos escandalizará. Ojo al don, no se rían, que no es la primera vez que nos muestra la ministra su dotes como vidente. Ya en marzo se preguntaba en los pasillos del Congreso (y ante los micros y las cámaras, claro) por los asuntos de Alberto González Amador, pareja de la presidenta de la Comunidad de Madrid, antes de que se publicasen los datos a los que aludía (pero dándolos ya por publicados y por leídos). Otra premonición de las suyas.
Estoy, pues, segura de que todo ha sido una epifanía. O dos. Pero es imposible que se trate de conocimiento de causa o participación en el despropósito. Tal ejercicio de desfachatez solo sería la muestra de un sentimiento de impunidad difícil de soportar por una ciudadanía adulta y poco fanatizada. Así pues, por todos estos motivos, me anticipo yo a los maledicientes y chismosos, a los que están a la que salta y se llevan las manitas a la cabeza y se abanican el entreteto, airados. A los que todo lo interpretan mal y saldrán enseguida con sus chismes. Y les digo: María Jesús Montero, mal pensados, no está al corriente de que alguien vaya a publicar en los próximos días datos o informaciones a los cuales alguien, a saber quién, haya tenido acceso por razón de su cargo y, de mala fe, los haya filtrado. Ella solo intuye que algo se va a saber, se lo huele. Y lo comparte con nosotros. Pura predicción. María José Montero es como un oráculo, pero haciendo gestitos raros.
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