Suscribete a
ABC Premium

artes&LETRAS

«Disculpe, ¿sabe usted quién es el de esa estatuta?

El único conjunto escultórico que hay en Toledo del gran Mariano Benlliure fue realizado en la década de los años veinte por encargo de una comisión del Arma de Infantería constituida para enaltecer la memoria del comandante Don Francisco Villamartín

«Disculpe, ¿sabe usted quién es el de esa estatuta? V.G.H.

por Víctor Girona Hernández

La casualidad ha querido que esa pregunta me haya sido formulada hasta tres veces en un corto período de tiempo por visitantes de la ciudad de Toledo y en el mismo lugar, la Plaza de Zocodover. Y ello ha sido debido a que al admirar el entorno de la misma les ha llamado la atención el mástil con la enseña nacional que se alza en la parte Norte del Alcázar y la figura que de espaldas se atisba bajo él. En las tres ocasiones he salido airoso, afortunadamente, pues sí conocía la respuesta, con el añadido premio de continuar mi camino con una generosa sonrisa de gratitud por la breve explicación recibida. Esa circunstancia, precisamente, me ha hecho recapacitar durante algunos días e idear un pequeño juego entre algunos de mis conocidos que a ciencia cierta me consta son toledanos de toda la vida: trasladarles la pregunta. El resultado ha sido clarificador: «Pues la verdad es que no lo sé», me han confesado.

La estatua en cuestión, que puede verse en parte desde la Plaza de Zocodover, forma parte del único conjunto escultórico que hay en la capital castellano-manchega del gran Mariano Benlliure y fue realizado en la década de los años veinte del pasado siglo por encargo de una comisión del Arma de Infantería constituida para enaltecer la memoria del Comandante Don Francisco Villamartín (Cartagena,1833-Madrid,1872), tal vez el mayor tratadista militar español del siglo XIX y para muchos el más ilustre y original de su tiempo. Napoleón III dijo de él «es el escritor militar del siglo, el profeta de la guerra» al concederle la Legión de Honor. Dentro del pensamiento histórico-militar se le sitúa al lado de importantes figuras como Clausewitz, Lloyd o Marmont.

Su pensamiento se inscribe dentro de las corrientes positivistas de su época, representando su figura la de un militar humanista y post-romántico que creyó en el progreso de la ciencia militar. Él fue el primero en proponer que la guerra fuera conocida como una ciencia y no como un arte, considerándosele un maestro de estrategias. Su gran obra «Nociones del Arte Militar» define los conceptos para la victoria mediante la formulación de algunos principios básicos desde sus propios criterios y experiencias en el campo de batalla (que fueron muy numerosas y hasta heroicas, por cierto) y por las que obtuvo varios ascensos en su carrera. Analista concienzudo de la realidad histórica y de la sociedad que veía ante sus ojos, vislumbró las posibilidades de avances de la técnica militar en el futuro. De ideas políticas muy avanzadas, siendo republicano de convicción y algo socialista, en su comportamiento profesional siempre primó un estricto sentido del deber.

En una de sus citas se recogen las siguientes palabras: «Examínense pueblo a pueblo, siglo a siglo, las analogías que existen entre la constitución mo ral y material de los ejércitos y el adelantamiento social, y se verá que los hechos militares, han contestado siempre exactamente con la victoria o la derrota al estado moral y material de la sociedad». Pero si la vida de Don Francisco Villamartín fue interesante y azarosa, no lo es menos conocer la particular historia que encierra el monumento creado en bronce y granito por Don Mariano Benlliure en su memoria.

Inaugurado con toda solemnidad por el rey Alfonso XIII la mañana del 10 de mayo de 1925, se situó en el Paseo de Merchán cubierto con una gran bandera española. Estaba flanqueado por dos grandes tribunas construidas para la ocasión por el Ayuntamiento en las que se ubicaron el Rey y el Directorio que gobernaba en España en aquellos días, así como el resto de personalidades invitadas al acto. Numeroso público de Toledo y de diversas localidades de la provincia asistió colocándose a lo largo de todo el Paseo. Ya el día 8 de mayo habían ido llegando a Toledo las distintas comisiones de otras Armas y Cuerpos con sus banderas, las cuales fueron recibidas con honores en la estación de tren siendo vitoreadas por el público al desfilar por las calles camino de la Sala de Banderas de la Academia de Infantería en el Alcázar, donde quedaron custodiadas por una compañía de alumnos.

Aquella mañana del día 10 de mayo amaneció bastante nublada pero fue abriéndose y lucía un sol resplandeciente cuando, a las once menos cinco, llegó el rey Alfonso XIII acompañado del general Primo de Rivera. Ya estaban allí el gobernador civil, la Corporación municipal encabezada por el entonces Alcalde de Toledo, Don Fernando Aguirre y Martínez, y demás comisiones militares y civiles en abundante número. Asimismo, asistieron especialmente invitados al acto el Alcalde de Cartagena con el secretario de ese Ayuntamiento y el delegado gubernativo de aquel partido, por ser la tierra natal de Don Francisco Villamartín.

Terminados los saludos de rigor, el rey saludó a las banderas de las diferentes Academias allí formadas y pasó revista al batallón de alumnos que rendía honores; acto seguido se dirigió encabezando un gran cortejo hasta el monumento, ante el cual se colocaron las banderas, y que fue descubierto por el Monarca. El monumento, rematado por la figura de Villamartín, en su parte inferior contiene un gran relieve representando a una compañía de alumnos de Infantería, con bandera, en evocación del Arma y encima una cartela con la inscripción «Al comandante Villamartín, la Infantería española». Al lado de esa cartela dos figuras en tamaño natural representan a los antiguos soldados españoles, un almogávar y uno del Tercio de Flandes.

Una vez descubierta la estatua, el general Francisco de Aguilera, en su calidad de Presidente de la Comisión del Arma de Infantería creada para erigir el monumento conmemorativo, realizó un breve discurso en el que ensalzó la figura e historial militar y literario del homenajeado, ofreciendo el monumento al pueblo toledano. A continuación tomó la palabra el presidente del Directorio, general Primo de Rivera, quien entre otras también elogió la figura de Villamartín y manifestó “… este acto que es más solemne por este marco de luz y de color de este gran Toledo.”. Tras él, intervino el alcalde de Toledo que pronunció las palabras siguientes: «Orgullosos pueden estar los toledanos por haber nacido en esta ciudad que dentro de sus murallas contiene tantos monumentos históricos, tantos recuerdos artísticos que rememoran la gloria de nuestros antepasados. Para que esta gloria continúe, para que esta ciudad, museo de las artes, siga con sus tradiciones, hoy la Infantería española nos ha donado el monumento al gran Villamartín, no pudiendo encontrar lugar más apropiado de todos que este pueblo, al honrar la memoria del que fue su compañero y que a las glorias de militar unió las de buen escritor. Muchas gracias, en nombre del pueblo toledano, por haber elegido a Toledo para colocar este bello monumento. Gracias, también, muy principalmente a Su Majestad y reciba una vez más la adhesión sincera de gratitud, de amor y respeto del pueblo toledano». Por último, el alcalde de Cartagena, muy conmovido, leyó unas cuartillas de adhesión al acto expresando su gratitud leal y su simpatía a los representantes del pueblo toledano, que «… han sabido honrar a uno de sus hijos más ilustres, orgullo de aquel pueblo, del Ejército y de la Patria». Terminados los discursos desfilaron en columna de honor los alumnos de la Academia de Infantería. Después, la comitiva se dirigió al Alcázar recibiendo el Monarca durante todo el trayecto grandes y sinceras muestras de afecto del pueblo toledano.

Una vez allí, el rey visitó el Museo de Infantería y el Museo «Romero Ortiz» que examinó detenidamente, repitiendo constantes frases de admiración entre las cuales dijo: «Aquí hay un gran tesoro y hace falta ponerle guardia especial…» Frase que, paradójicamente y con el devenir del tiempo, cobra un valor altamente significativo en nuestros días dada la muy especial y singular vinculación de ese Museo con la ciudad de Toledo y el hecho de permanecer desconocido para la inmensa mayoría de los toledanos.

En la Sala de Armas recibió a los representantes del Municipio con quienes cambió impresiones durante más de media hora. Después se dirigió al comedor donde presidió un banquete en su honor al que acudieron más de 500 comensales. A los brindis, Alfonso XIII, tras elogiar la figura y memoria de Villamartín finalizó su discurso diciendo: «Loor al comandante Villamartín y un recuerdo al Ejército de África, que, imitándole, seremos dignos de seguir ostentando el honroso uniforme del soldado español». Por la tarde, el monarca abandonó Toledo en su automóvil siendo vitoreado y aclamado por la población toledana en su marcha. Por la noche, el Ayuntamiento bsequió con un banquete al alcalde de Cartagena, asistiendo todo el municipio y su gobernador. Se brindó por ambas ciudades.

La crónica de ABC

Y así transcurrió aquella efeméride de la que dieron cumplida cuenta los periódicos de la época durante esos días y sucesivos «…éste (el monumento) se ha erigido en Toledo, sí; pero alejado del Alcázar, en un lindo paseo, el más bello esparcimiento del pueblo, desde donde la ciudad ofrece sus perspectivas maravillosas, su línea austera y singular… Y es que Toledo no es sólo de los que lo viven, no es sólo de los toledanos; Toledo es de todos los españoles, y todos quieren disfrutarle, todos desean glorificar a los suyos -menos los propios toledanos- en este pedazo glorioso de España, historia sacrosanta de la Patria, donde son más intensos, donde son más firmes, donde los homenajes tienen la máxima consagración…» (ABC de 23 de mayo de 1925) . En ese bello paseo quedó durante ocho años, admirado y cuidado al principio, siendo un orgullo artístico más de la ciudad; olvidado y hasta molesto después.

«La escultura queda ninguneada para su visión a propios y extraños»

A comienzos del año 1933, el Ayuntamiento de Toledo decidió que se retirara el monumento al comandante Villamartín del Paseo de Merchán. La Academia de Infantería se ofreció a efectuar su traslado pero debía esperar a que el Ministerio de la Guerra autorizara la partida de gastos que ello conllevaría. Dado que el asunto se dilataba en el tiempo y como el Ayuntamiento no contaba con medios para su traslado, un concejal adujo: «No hay por qué gastar dinero alguno en su desmantelamiento, pues ya habrá quien se ofrezca a hacer desaparecer el monumento quedándose con la piedra de su pedestal». Al final, el monumento sería por fin conservado y trasladado a la explanada Norte del Alcázar (en el mismo sitio en que hoy se encuentra), lugar donde padecería las consecuencias del asedio que sufrió la fortaleza en el verano de 1936, teniendo enormes desperfectos a causa de la metralla y proyectiles que sobre él hicieron mella. Fue trasladado a Madrid durante la reconstrucción del Alcázar, siendo convenientemente restaurado y devuelto a su ubicación en octubre de 1967. En nuestros días, como manifesté al principio, puede solamente verse en parte desde Zocodover, debido a una de las mayores chapuzas de atención turística jamás cometidas en Toledo, pues dicho conjunto escultórico queda ninguneado para su visión completa a propios y extraños al estar su emplazamiento en la maravillosa fachada Norte del Alcázar de Toledo, la cual, incomprensiblemente, no es accesible al público a día de hoy de manera continuada. El comandante Don Francisco Villamartín destacó como militar, pensador, periodista, escritor y tratadista. El pensamiento militar extraído de su obra, enlace entre Sociedad y Fuerzas Armadas, continúa hoy día teniendo vigencia, sirviendo de ejemplo a posteriores estudios dedicados a la ciencia militar.

«Disculpe, ¿sabe usted quién es el de esa estatuta?

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación