Un libro rescata del olvido al autor de «Fumando espero»
«El músic de l’americana vermella», de Jaume Colell, recupera la vida del compositor catalán

Para empezar, una afirmación heterodoxa en la Cataluña soberanista: “En 2014 deberíamos conmemorar los cien años de la Primera Guerra Mundial, en lugar de ese otro 14 que nos han colado las instituciones”. La afirmación es de Jaume Collell y la razón: “El músic de l’americana vermella” (RBA), biografía de Joan Viladomat, compositor de “Fumando espero” y arquetipo de la Barcelona del Paralelo que estalló con el dinero fácil de la neutralidad española en la guerra del 14.
Nacido en Manlleu, Viladomat estudia música en el conservatorio del Liceo y se instala en la calle Conde del Asalto –hoy Nou de la Rambla- donde monta la academia de varietés “La Colosal”. Entre los letristas de la época, apunta Collell, figuraban periodistas de cabeceras como el “Papitu”, “L’Esquella” o “El Día Gráfico”. Amichatis, Llurba o Misterio rubrican las partituras. Los fox-trots de Viladomat amenizan los cafés concierto de la Alemania de Weimar.
La Barcelona del Eden Concert, el Arnau, el Apolo y el Victoria; el Paralelo de la sicalipsis bilingüe ha sido hasta hace poco –con la honrosa excepción de la muestra del CCCB- un tabú para el catalanismo oficial. “ Viladomat no figura en la Enciclopedia Catalana, mientras que la Espasa de 1928 le dedicaba una entrada”, apunta Collell. Compuesto en 1923, su “Fumando espero” devino en el himno del music- hall y puso música a la España de los años cincuenta en “El último cuplé” de Juan de Orduña interpretado por Sara Montiel.
Entre los hits de Viladomat en la Barcelona “descordada” de los años veinte destaca el “Tango de la cocaína” –cuadro lírico con quinientas funciones- y “El vestit d’en Pasqual” que en los años setenta popularizará Núria Feliu. En 1992 Collell se enteró de la existencia del archivo Viladomat en Sant Boi, depositado en una mesa secreter.
El compositor escribía sardanas, bulerías, fox-trots, canciones patrióticas como “Catalunya plora” con motivo de la muerte de Guimerà y adquiría partituras para versionar temas americanos: de Gherswin a Agustín Lara. “Viladomat nunca pudo imaginar que su ‘Fumando espero’ entraría en la galería sentimental del siglo XX, al lado del ‘Bésame mucho’ o ‘Strangers in the night’”, concluye su biógrafo.
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