rEferéndum Escocés
Los euroescépticos reclaman a Isabel II un gesto a favor de la Unión
Nuevas encuestas recogen que el «no» a la independencia de Escocia se recupera después de las amenazas económicas de bancos y empresas

La Reina Isabel II vivirá el resultado del referéndum en su residencia escocesa estival del castillo de Balmoral, y permanecerá todavía allí unos días tras la consulta del próximo jueves. Con tacto, pero sin dejar dudas, la prensa conservadora inglesa y algunos políticos tories siguen reprochándole su estricta neutralidad, cuando el propio nombre del país indica que es la soberana del Reino «Unido». Lamentan que no haya hecho un gesto explícito a favor de la Unión. Pero Isabel II, que a sus 88 años y tras más de 60 de reinado se está viendo ante una de sus mayores encrucijadas, ha interpretado que su rol constitucional es no tomar partido, aunque la prensa ha publicado que está «horrorizada» ante la posibilidad de la ruptura. El pasado martes, un grupo de parlamentarios unionistas plantearon que quizá era tiempo de un gesto de la Reina. La respuesta de Buckingham fue contundente: «La Reina preservará su tradicional neutralidad y no contribuirá al debate. Toda sugerencia de que desearía influir en la campaña del referéndum es categóricamente errónea».
Uno de los «categóricamente erróneos» es el euroescéptico Nigel Farage , el líder de UKIP, el Partido por la Independencia del Reino Unido, que dio la campanada al ganar las pasadas elecciones europeas. Por primera vez desde 1906, un partido que no eran ni los conservadores ni los laboristas se imponía en unos comicios en Gran Bretaña. Antiguo agente en la City, hombre peculiar, de cigarro y pinta en mano, conecta con la idiosincrasia del británico de a pie y es más bien largo de lengua y rotundo en la exposición. Farage sostuvo en Glasgow que «la Reina ha hecho comentarios a favor de la Unión antes y su deber es repetirlos ahora». A su juicio, «si el Reino Unido está amenazado, su responsabilidad es decir algo». Los políticos unionistas que le piden ayuda invocan siempre el discurso que pronunció en su jubileo de plata en 1977, cuando se cuidó de recordar expresamente su condición de soberana de la Unión: «No puedo olvidar que fui coronada Reina de Gran Bretaña y de Irlanda del Norte».
Un triunfo del «sí» plantearía grandes dudas sobre su papel. Un 54% de los escoceses querrían que fuese la reina del nuevo país, posición que incluso apoyan el 46% de los votantes del SPN, según los sondeos de YouGov. Pero su rol quedaría modificado por la nueva carta magna escocesa y se podrían dar situaciones chirriantes: ¿Qué sucedería si el gobierno de Salmond en la Escocia independiente le escribiese un discurso abiertamente anti-inglés? Hipótesis impensables hace solo quince días, pero que ahora ocupan a los analistas. La familia real siempre ha mimado la relación con Escocia. El Príncipe Carlos es un abonado al kilt, la falda escocesa, e Isabel II pasa cada año sus vacaciones en Balmoral, el castillo que el Príncipe Alberto regaló a la Reina Victoria.
Nuevas encuestas
Las últimas encuestas recogen que hable o calle Isabel II, la Unión podría salvarse igualmente. El sondeo de ayer tarde de «The Guardian» , el diario próximo a los laboristas , afirma que el «no» está por delante, por 51% contra 49%, dos puntos de ventaja. El estudio tiene el valor de que el trabajo de campo se hizo por teléfono ayer y anteayer, por lo que recoge ya el efecto del desembarco en Escocia de los líderes de Londres y de las advertencias de los bancos, que han amenazado con deslocalizar sus sedes sociales a Londres. Con todo, su valor se torna relativo cuando se repara en que recoge un 17% de indecisos. Por su parte, «The Times», que metió el miedo en el cuerpo al Reino Unido cuando el pasado domingo publicó la primera encuesta con los independentistas por delante, un titular que golpeó a la libra, ha presentado ahora una más tranquilizadora, con victoria del «no» por 52-48. Lo más notable es que las mujeres y los laboristas, que se habían escorado hacia el independentismo, han reconsiderado su posición tras los avisos de los mercados de que subiría hasta la cesta de la compra.
Los avisos sobre los riesgos del aventurerismo independentista continúan. Ayer, doscientos profesionales de la sanidad que apoyan a Mejor Unidos hicieron pública una carta en la que defienden que el Reino Unido es la mejor garantía para la pervivencia en Escocia del Sistema Nacional de Salud, justo lo contrario de lo que sostiene Salmond. «Hoy los pacientes de Escocia pueden recibir tratamiento en cualquier lugar del Reino Unido. La independencia, para dar el mismo servicio, si es que se logra, obligaría a traer aquí a los mejores especialista y dispararía los costes de una manera asombrosa», recuerdan estos facultativos escoceses.
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