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BUFFON: «Nunca tengo miedo y tengo instinto, dotes básicas para un portero»

Acaba de recibir el trofeo que le acredita como el mejor portero del mundo según la Federación Internacional de Historia y Estadística y algún día le gustaría ganar el «Balón de Oro». Barba cerrada y sonrisa dentífrica. Por la forma que tiene de estrecharte la mano y de entrar en diálogo es evidente que es un tipo extrovertido, alegre, de los que siempre ve la botella medio llena.

- Creo que no es portero por vocación, que iba para centrocampista.

- Sí, hasta los 12 años que fiché por la Bonoscala y me fijé en la portería jugaba en el medio. Cuando eres un chaval siempre te diviertes más haciendo goles que recibiéndolos. Un día hasta marqué de chilena. No lo hacía mal, era alto para mi edad, corría mucho.

- ¿Y quién le convenció para terminar en la portería?

- Yo mismo. El Mundial 90, que se disputó en Italia, fue clave. Yo iba con Camerún y desde entonces mi gran ídolo ha sido N´Kono. Le vi todos los partidos del Mundial y me vino la inspiración. Yo también quiero ser portero,

- Eso de ir con Camerún es raro...

- Por mi carácter, desde muy niño iba con los débiles, con los que tenían algo extraño, particular, los que se salían de los esquemas. Me gustaba cómo luchaban contra equipos superiores.

- ¿Cómo fue su primer día?

- Perfectamente. Los amigos no se lo creían, pensaba que probaría y volvería a ser jugador de campo. Pero no. Fue definitivo, me lo tomé muy en serio. Desde entonces siempre me ha gustado distinguirme. Tenía mi traje, dos camisetas, una amarilla y otra rosa. y los guantes con las palmas viola. Siempre me han gustado los colores vivos, folclóricos. Hablé con mi padre (Adriano), que me conoce mejor que nadie, y le dije que quería seguir de portero. Ahora sabe cuándo voy a estar bien y cuándo voy a estar mal. Con verme salir al campo ya sabe cómo estoy. Se fija en cómo doy los pasos, si salto o no, si corro para ir a la puerta...

- A los 13 años se puede decir que ya comenzó a ser profesional...

- En cierto sentido sí. Fiché por el Parma, porque estaba más cerca de mi casa, y allí me encontré con un hombre que me ayudó mucho y a los seis meses me dijo que llegaría a Primera división. Era el entrenador de porteros, Ermes Fulgoni. Después siempre estuvo a mi lado. Yo notaba que había llegado tarde al puesto, que tenía que trabajar más que los demás, aprender los secretos. No quería creerme nada de lo que me decía. Era pequeño, pero no era estúpido, mi autoestima era grande porque me sentía valorado, pero no podía pensar que llegaría donde he llegado.

- Ahora que el puesto de portero ha cambiado y jugar con los pies es un valor añadido, usted hará valer sus tiempos de centrocampista.

- Es una ventaja. Es verdad que el fútbol es cada día más complicado para los porteros. Parece como si los cambios de reglamento se idearan en nuestra contra, pero hay que aceptar que el gol es el espectáculo del fútbol y nosotros intentamos evitarlos.

- Defínase como portero.

- ¿Yooo? Me considero eficaz, concreto, no espectacular. No soy amante de las grandes estiradas si no son necesarias. Tengo un buen sentido de la posición, instinto y, sobre todo, no tengo miedo nunca, una condición básica para un portero. Suelo hablar bastante con los compañeros, me ayuda a concentrarme. Pero hay estadios, como el Bernabéu o San Siro, donde es inútil.

- ¿Es de los que ve partidos para fijarse en otros porteros o en cómo rematan los delanteros?

- Veo partidos, pero no soy un loco. Ahora hay demasiados en televisión, si viera todos no haría otra cosa. Me fijo en otros porteros porque de cualquiera se puede aprender un gesto.

- Dígame tres porteros.

- Cech, Dida y Casillas. Iker es muy bueno. Me doy cuenta de que cada vez falla menos y en cada partido hace dos o tres paradas importantes. Me han dicho que él me considera el mejor, que soy su ejemplo y es algo que para mí es un honor.

- Se imagina ya en el Bernabéu...

- Sí, claro, ya he jugado. Y seguro que estaré un poco intranquilo. Será caliente, pero a este punto de mi carrera no me da miedo. Siento respeto porque tendré enfrente a los mejores delanteros del mundo. Pero no somos unos recién llegados. Me gusta jugar contra equipos que atacan mucho, que juegan con cuatro delanteros, porque mi equipo se puede aprovechar de ello con nuestra forma de jugar. Pero el problema en esta ocasión es que los cuatro son Figo, Ronaldo, Raúl y Zidane.

- Su equipo no está en su mejor momento.

- Pero es otra competición. Yo creo que esta Juventus se parece mucho a la que hace dos años eliminó al Madrid y luego perdió la final por penaltis contra el Milán. No somos un equipo espectacular, pero somos concretos, compactos, sabemos lo que queremos.

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