Una niña prodigio con la pegada de un hombre
Michelle Wie, jugadora de golf de 14 años, pasó su infancia, de la que todavía está saliendo, adornando las paredes de su cuarto con los pósters de «Tiger Woods» y, como su ídolo, se ha convertido en un ejemplo de precocidad

La pasada madrugada Michelle Wie añadió otro éxito a su fulgurante carrera deportiva. A sus 14 años se convirtió en el participante más joven en tomar parte en un torneo del circuito americano de golf. Pero, además, con una peculiaridad que hace que su gesta sea casi inalcanzable para el resto: es una chica.
Nacida en Honolulu, esta jovencita que alcanza ya una altura de 1,83, cumple su sueño de participar en el Sony Open, segunda prueba del «Tour» que se celebra en Hawai. Y aunque lo hace merced a una invitación del patrocinador, no es porque no lo haya intentado por méritos propios. El año pasado se quedó en la fase previa después de competir con 97 hombres, lógicamente desde sus mismas barras de salida.
En una época en la que se está promoviendo la igualdad entre sexos y cuando el año pasado dos féminas actuaron en el circuito regular (Annika Sorenstam en el Colonial y Suzie Whaley en el Greater Hartford), Michelle está haciendo de sus retos contra el poder masculino una costumbre. En 2003 actuó en tres pruebas menores (Hawai Pearl, Mills Open en Canadá y Boise Open), aunque en ninguna logró pasar el corte. Ahora, jugando en casa, tiene posibilidades de lograrlo.El surafricano Ernie Els, campeón vigente del torneo hawaino, el fidjiano Vijay Singh y el estadounidense Davis Love III se deshacen en elogios ante ella por el nivel de su juego. «Es lo más parecido a Tiger Woods a su edad». «No le falta nada para ser una estrella». «Probablemente posea uno de los mejores «swing» que yo jamás haya visto», afirman asombrados estos profesionales consagrados.
Un «swing» de 270 metros Y es que su potencia con el «driver» (300 yardas/270 metros) hacía que mandara la bola más larga que muchos de los hombres en el PRO-AM del lunes, de ahí que la llamen «Big Wiesy», jugando con el apodo del surafricano («Big Easy»).
Lógicamente sigue siendo amateur, pero ya es una habitual del circuito femenino. Debutó con 12 años en Japón (otra plusmarca de precocidad) y la campaña anterior disputó siete pruebas, pasando el corte en seis, de ellas dos grandes. Y en el Nabisco, todo un «major», salió en el último partido de la última ronda.
Ahora sólo le queda disfrutar y seguir aprendiendo en competición.Aunque, como empezó a jugar con cuatro años, ya tiene diez de experiencia. Y un título nacional (Amateur Public Links) en sus vitrinas. Seguro que el primero profesional no tardará en llegar.En esta ocasión disfruta además de una pequeña ventaja. Juega en casa y conoce el campo casi de memoria. Desea aprovechar esta circunstancia para aguantar los cuatro días del torneo, algo que ni siquiera Annika Sorenstam logró.
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