Tutankamon no fue asesinado

El joven faraón descansará, al fin, en paz, según declaró el jefe del Consejo Supremo de Antigüedades, Zahi Hawass, tras mostrar los resultados de las investigaciones realizadas a la momia que acabarán para siempre con la polémica entre egiptólogos sobre su muerte
EL CAIRO. El misterio sobre el asesinato o no de Tutankamon ha sido definitivamente aclarado. El faraón no fue asesinado. «Después de estos estudios radiológicos no habrá ningún motivo para hacer otros exámenes a la momia, por lo que ahora reposará en su tumba, tal como él pretendía», subrayó Hawass. Sin embargo, esos análisis no han podido detectar de qué murió. Los estudios efectuados por un equipo de nueve expertos egipcios, dos italianos y un suizo a las radiografías que fueron tomadas al cuerpo el 5 de enero no constatan que el faraón falleciera por un golpe en la nuca, lo que se pensaba que había sido la causa del deceso.
Según un comunicado divulgado ayer por el ministro egipcio de Cultura, Faruq Hosni, lo que se creía que era una fractura craneal es en realidad un fragmento óseo, sobre cuyo origen existen dos hipótesis. La primera apunta al desprendimiento de una de las vértebras durante el proceso de la momificación, y la segunda baraja la posibilidad de que el fragmento se desprendiera cuando el arqueólogo británico Howard Carter sacó la momia del sarcófago, tras descubrir la tumba del faraón en 1922. En contrapartida, los estudios detectaron una fractura en la parte inferior del fémur izquierdo que, en todo caso, tampoco fue la causa directa del deceso del monarca, al menos «desde el punto de vista científico y médico», dijo Ashraf Salim, uno de los expertos que han examinado los restos.
A juicio de los peritos, la fractura del fémur y la falta y rotura de algunas costillas fueron ocasionadas por «el maltrato» que sufrió la momia cuando Carter arrancó la máscara y las joyas de la misma. «El fémur no presenta señales de derrame sanguíneo o de haberse soldado, y las fracturas del tórax de Tutankamon no las sufrió cuando estaba vivo», se subraya en la nota. Los exámenes asimismo constataron que el monarca gozó en vida de buena salud, ya que el resto de los huesos no evidencian que sufriera enfermedades crónicas o desnutrición. Los estudios sobre la dentadura confirman que el soberano contó con «buen cuidado médico». Las radiografías probaron que el faraón falleció a los 19 años, un cálculo que se basa en que los huesos de sus extremidades no alcanzaron a soldarse totalmente, y las suturas de su cráneo aún no se habían cerrado.
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