HACIA LA IGUALDAD
Desde que en 1977 la ONU declarase el día 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer, hemos recorrido mucho camino. El más relevante de todos ellos lo constituye el empleo junto con la conciliación de la vida familiar y laboral. En nuestro país, hace diez años, en el debate público apenas se hablaba de cómo resolver la necesaria conciliación de la vida familiar y laboral. Las altas tasas de desempleo de la mujer española a finales de los 80, hacían que la preocupación residiera, sobre todo, en que la mujer pudiese encontrar un empleo. A partir de 1996, el fuerte incremento del empleo femenino -más de la mitad de los 4.300.000 empleos creados fueron ocupados por mujeres- ha transformado la vida familiar.
La mejora de la situación del empleo femenino ha permitido que este debate se centre en la conciliación. En 1999 el Gobierno del Partido Popular aprobó la ley de conciliación de la vida familiar y laboral de las personas trabajadoras que supuso un paso adelante al incorporar cuestiones tan novedosas como permitir al hombre el derecho a disfrutar de parte del permiso por maternidad, de forma sucesiva o simultánea, posibilitar la reducción de jornada para el cuidado de personas mayores y crear una nueva prestación de riesgo por embarazo. También, posteriormente se adoptaron otras medidas concretas como el incremento de las prestaciones por hijo, la paga de 100 euros para las mujeres trabajadoras con hijos menores de tres años y el aumento de las deducciones fiscales.
Sin embargo, es imprescindible que los empresarios y sindicatos arbitren otras medidas como la flexibilización de horarios, la semana laboral compartida, la jornada laboral reducida o el cómputo anual horario.
Todo esto tiene que venir acompañado por un cambio de mentalidad que debe apoyarse en la educación. Educar en igualdad significa transformar la mentalidad de la sociedad, de tal forma que las responsabilidades familiares se consideren como tareas compartidas.
En el año 2004, en la Comunidad Madrid, tres de cada cuatro empleos creados correspondían a mujeres. Por primera vez en la historia de nuestra Comunidad, se ha superado la cifra de un millón de mujeres trabajadoras. Si a esto unimos que en el 60 por ciento de los hogares madrileños trabajan ambos cónyuges, comprenderemos que las medidas para conciliar la vida familiar y laboral son una prioridad.
Consciente de ello, el Gobierno de la Comunidad de Madrid, firmó, el 7 de octubre de 2004, con los Interlocutores sociales el Acuerdo por el Empleo y el Crecimiento Económico. La iniciativa de publicar una «Guía de Buenas Prácticas de la Empresa Flexible» tuvo como objetivo dar a conocer a las empresas madrileñas los instrumentos que facilitan la conciliación.
Las medidas que están introduciendo destinadas a facilitar esta conciliación, como es la ampliación de horarios en escuelas infantiles y el incremento de las plazas de guarderías, hasta llegar a las 50.000, contribuyen activamente a esta finalidad.
Podemos y debemos mirar al futuro con confianza. Durante estos años la sociedad española ha vivido una verdadera transformación que nos ha llevado hacia un reparto más equitativo de las responsabilidades familiares entre hombres y mujeres.
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