El matrimonio tardío entre San Isidro y los toros
Con este planteamiento nació, en el año 1946 y gracias a Stuyck, la Feria taurina más importante de Madrid

San Isidro en Madrid, como relata Diego Lechuga en su libro, «San Isidro: 50 corridas 50» , nunca tuvo especial tufillo a toros ni a fiesta taurina. A lo que sí olía la capital durante estos días de fiesta era a verbena.
Los toros por Madrid corrían a menudo, cuando había que agasajar a ilustres visitantes o cuando se festejaba el nacimiento de algún príncipe, pero nunca, nunca, para honrar al santo labrador.
En 1946 el joven asesor jurídico, Livinio Stuyck , tomó las riendas de la empresa Jardón, encargada en ese momento de organizar los festejos taurinos en Madrid, y pese a confesar que no entendía ni de toros, ni de toreros, ni de lidias, ni de cánones, decidió tomar las riendas de la empresa para crear una feria taurina en torno a San Isidro.
Stuyck sabía que esa tradición taurina para honrar a San Isidro no existía pero su ambición económica le llevó a estudiar al público madrileño y a analizar las fechas de esparcimiento. Para él las corridas eran un negocio, y lo meramente taurino, una excusa. Y así, surgió la feria de San Isidro que este año cumple su sesenta y tres edición.
Primera feria de San Isidro
Las figuras de la época como Manolete, Luis Miguel Dominguín y Domingo Ortega no acabaron de ver claro esto de la Feria y los primeros carteles de San Isidro tuvieron que confeccionarse sin ellos. Aún así, Stuyck logró, en 1947, cuatro corridas de toros y una novillada. Su experimento comenzaba a dar fruto. El público respondía. Para la cuarta de la feria se puso el primer cartel de «no hay billetes».
La primera feria no tuvo triunfos sonados. No se cortó ni una sola oreja durante las cinco tardes. Sin embargo, tuvo grandes momentos. El sevillano Pepín Martín Vázquez fue el primer triunfador de San Isidro .
El capítulo sangriento quedaba también inaugurado en la primera feria. Además de la cogida sufrida por Bienvenida, días después, hubo que lamentar la grave cogida de «El Choni ».
El 29 de agosto de 1947, «Islero» sesgó la vida de Manolete en Linares. La preocupación de los empresarios taurinos por llenar las plazas va en aumento. Aun así, la feria de San Isidro de 1948 atrajo a mucho más público al ruedo, un fenómeno inexplicable que se repite cada vez que una máxima figura del toreo muere en los cuernos de un morlaco. Hubo que esperar hasta este año para ver a un torero cortar una oreja. La alegría fue para Manuel Álvarez «El Andaluz», y el honor de abrir por primera vez la Puerta Grande, para Parrita.
Segunda y Tercera feria de San Isidro
Stuyck preparó para la segunda feria de San Isidro, ocho tardes consecutivas, con siete corridas de toros y una novillada. Toda una prueba de fuego para la feria madrileña en cuyos carteles, este año sí, lució Luis Miguel Dominguín. San Isidro ya no es un experimento . La feria se va consolidando y se repite el éxito económico y artístico del primer año. Eso sí, con orejas. Luis Miguel Dominguín, Paco Muñoz y Parrita cortaron tres cada uno.
La tercera feria confirma a San Isidro como el gran punto de atención de la temporada, no sólo de la madrileña, sino de la temporada taurina española. Vuelven a triunfar Manolo González , Rovira , Parrita y Paco Muñoz , pero sobre todo, Luis Miguel Dominguín, que cosechó tres orejas en dos tardes, un trinfo que le costó ser llevado a hombros hasta su casa, en la calle Príncipe. Sería su penúltima feria. No volvió a torear hasta 1973, y lo haría, sin pena ni gloria.
Sesenta y tres ferias ya
La tendencia torerista de Madrid en San Isidro se solidifica en la feria de 1950, que pasará a la historia como la feria de las novilladas en la que triunfaron los espadas Parrita, Manolo Dos Santos y Rafael Ortega .
Y a partir de ahí, la Plaza de Las Ventas ha sido testigo de la confirmación de Antonio Ordóñez en 1951, la triunfal reaparición de Pepe Luis Vázquez en 1959, la histórica faena de Antoñete al «toro blanco de Osborne» en 1966, el polémico rabo otorgado a Palomo Linares en 1972, la hazaña que encumbró a César Rincón a lo más alto del toreo en 1985, el regreso de José Tomás a Las Ventas en el que cortó cuatro orejas o la apoteósica despedida de Luis Francisco Esplá el cinco de mayo de 2009 .
El 15 de mayo de 1947 se celebró la primera corrida de la feria de San Isidro. Desde entonces, todos los años se ha celebrado con mejor o peor toreo o con más o menos público. Es probable que su inventor, Livinio Stuyck, no llegara nunca a imaginarse a las alturas, tanto económicas como artísticas , a las que iba a llegar con el tiempo su idea.
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