George W. Bush, un precavido usuario de correo electrónico
En Washington tal y como quedó históricamente demostrado durante la saga de «Watergate» resulta muy peligroso guardar pruebas documentales. Y por esa amenaza real sobre la intimidad de su correspondencia como presidente, George W. Bush ha decidido abandonar desde su llegada a la Casa Blanca el intenso uso que hacía del correo electrónico.

Tres días antes de tomar posesión como presidente de EE.UU, George W. Bush remitió un entristecido correo electrónico a la cuarentena de contactos privilegiados dentro del ordenador portátil que utilizaba como gobernador de Texas. El texto, publicado por el «New York Times», fue una forzada despedida: «Mis abogados me dicen que toda mi futura correspondencia por “e-mail” está sujeta a peticiones de inspección. Y como no quiero que mis conversaciones íntimas sean miradas por aquellos que intentan comprometernos, el único curso de acción es no mantener correspondencia en el ciberespacio. Esto me entristece».
Antes de esta precavida desconexión, Bush era un enamorado y ferviente usuario del correo electrónico a pesar de que toda la fama pro-Internet de la reñida campaña presidencial la hubiera acaparado su rival demócrata Al Gore.
G94B@AOL.COM
Su dirección personal, ahora inoperativa, era G94B@aol.com. Y según los testimonios de algunos de los miembros de este selecto círculo de confidentes, Bush cultivaba un estilo distendido, muy escueto, remitiendo generalmente comentarios de una sola frase escritos en minúsculas y con mínima puntuación, salvo guiones largos para separar ideas. Al final de los correos, utilizaba sus iniciales «GWB».
La lista de personas a las que Bush remitía habitualmente sus misivas electrónicas antes de llegar a la Casa Blanca ofrece una instantánea muy sincera sobre su universo particular. Los variopintos contactos del ahora presidente incluyen desde su madre, Bárbara Bush, hasta el golfista Ben Crenshaw, pasando por viejos amigos o aliados políticos.
Bush, como usuario de correo electrónico, no era partidario de enviar misivas en cadena a todos sus contactos. Para romper su soledad durante la intensa campaña, pese a estar rodeado de gente a todas horas, Bush solicitaba de forma constante consejos, opiniones y comentarios.
CERO EN INTIMIDAD
Al final, este canal íntimo de comunicación ha resultado incompatible con la Casa Blanca. Tal y como ha explicado Karen Hughes, la veterana mano derecha de Bush, bajo las regulaciones del gobierno federal de EE.UU, toda comunicación que envíe el presidente por «e-mail» queda sujeta a requisitos legales y de archivo. En la práctica, esto significa cero en intimidad.
Irónicamente, en esta restringida lista de confidentes temporalmente «en el aire» no aparece el nombre de Bush padre, que es mucho más partidario de la correspondencia formal.
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