«Kung fu sion»
Es posible que la edad de Chow sólo le alcanzara para ver a toro pasado la leyenda de Bruce Lee. Probablemente creció con sus secuelas, tipo «El luchador manco» y exageraciones similares que desfiguraban el mito creciente del héroe. Sea como fuere, el homenaje de Chow a Lee es un trabajo que bebe más en las imitaciones que en la fuente del fenómeno en sí. El problema es que no se sabe muy bien qué es: si quiso establecer una comedia se quedó corto, y si iba en serio, hizo el ridículo. Más allá de la fabricación del producto en sí, brillante en la configuración, el proyecto desbarra en el doblaje, autorizado por no se sabe quién a establecer el andaluz y el gallego en determinados chinos. El resultado no es sólo patético, sino irritante en sumo grado pues ni viene a cuento ni se entiende, más bien aparece como un grano en el trasero. Son esas cosas que uno no comprende bien cómo llegaron a realizarse, quizás por iniciativa de algún ejecutivo listillo (que seguramente cobrará un pastón por tener ideas similares) y que arruinó la exhibición española. Empero, el trabajo de Chow, que ha encontrado eco en la taquilla (récord de recaudación espectacular en China), logra la complicidad del espectador con la misma desmesura del proyecto, bien bebiendo de inspiraciones recientes (Matrix) o del recuerdo del mismo Bruce, genio inimitable. J. M. C.
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