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Detectado un sistema electrónico para manipular los tacógrafos de los camiones

MADRID. La Guardia Civil ha descubierto un dispositivo electrónico que, acoplado al motor, altera los discos-tacógrafos de los camiones y permite al conductor manipular los datos de velocidad y tiempo de descanso con un mando a distancia. El sistema se fabricaba e instalaba en un taller de Andalucía, que ha sido clausurado, dado que se sospecha que el artilugio se ha vendido a varios camioneros. Los agentes han interceptado un camión en Sevilla -cuyo propietario había falseado la velocidad y el tiempo de parada- y otro en Castellón, según confirmó a ABC un portavoz de la Benemérita.

El «kit» para manipular tacógrafos consta de tres artilugios: un mando a distancia, similar a los de apertura de garajes, un radiotransmisor y otro sistema adosado al motor del vehículo. Desde el mando se emite una señal que recoge el transmisor, camuflado en cualquier parte de la cabina, y esa información se transmite al sistema del motor que «puentea» la manguera que va al tacógrafo y permite alterar los impulsos generados desde la caja de cambios.

Bocadillo de mortaleda-transmisor

Durante una inspección rutinaria en la autopista A-4 (en la provincia de Sevilla) una patrulla de la Guardia Civil especializada en el control de transportes paró a un camión cargado de pescado que se dirigía desde la capital andaluza al norte de España. Examinados los discos del tacógrafo y la documentación del vehículo, los agentes observaron que los tiempos de descanso del camión eran imposibles, ya que en las inmediaciones de donde había sido detenido no existe área de descanso, gasolinera ni restaurante -se trataba de su zona de trabajo habitual por lo que la conocen palmo a palmo-.

Este hecho, unido a que el conductor mostraba un gran nerviosismo cuando lo pararon -se abalanzó sobre la guantera y recogió un mando a distancia- despertó las sospechas de los funcionarios. Decidieron realizar una inspección más minuciosa de la cabina del camión en la que encontraron el mando a distancia en el cenicero. En el motor se localizó el dispositivo descrito para falsear la información que reflejan los discos y debajo de la litera de la cabina se halló el radiotransmisor, envuelto en papel de alumino. El camionero dijo que era un bocadillo de mortadela.

En la parte central del motor los guardias civiles descubrieron que el número de homologación del tacógrafo había sido tapado, de forma premeditada, con alquitrán. Ese número fue el que condujo hasta el taller ahora investigado.

Ante este hallazgo, los agentes condujeron el camión y a su conductor al servicio oficial para examinarlo. Allí, los técnicos confirmaron que todo el sistema del tacógrafo había sido manipulado en origen e incluso se habían alterado otras variables como el indicador de ABS y las señales luminosas del panel.

Es la primera vez que se descubre en España un artilugio de estas características, obra de un especialista, aunque sí se han detectado otras manipulaciones «una veintena, todas artesanales», según un portavoz de la Guardia Civil. Tampoco hasta ahora se había podido demostrar la connivencia de un taller homologado para este tipo de práctica que permite poner en circulación auténticos «camiones suicidas».

Unos 1.200 euros

Los agentes están revisando todos los expedientes de dicho taller ante la sospecha de que no se trate de casos aislados. Según sus cálculos el dispositivo costaría alrededor de 1.200 euros. A cambio de ese módico precio permite al camionero simular descansos mientras el camión circula y reflejar una disminución de la velocidad real de entre el 10 y el 15%.

Su elaboración hace que sea muy difícil descubrirlo, hecho que en el caso de Sevilla se atribuye al olfato de la patrulla que realizó la inspección y al nerviosismo del condutor.

Cuando se le ordenó que parara fue cuando se abalanzó sobre el mando lo que despertó las sospechas de los agentes. El disco reflejó tras activar el camionero el mando que el vehículo diez minutos antes había estado detenido durante una hora, pero ni el lugar existía ni los funcionarios que habían patrullado por esa zona lo habían visto.

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