Restaurante De la O Sevilla: «A la vera del río, el sabor es más mío»
Cocina de mercado, una carta con interesantes referencias y que juega con productores de cercanía, las lonjas gaditanas, el ibérico de nuestra sierra o las verduras de la ribera del mismo rio del que hoy disfrutamos
Manuel Llerena (De la O): «La brasa es lo que da más sabor al producto»
Recomendado
Álvaro Salinero
Sevilla
En una época donde las redes sociales crean la necesidad de consumir contenido vorazmente, dificulta la labor de sorprender con algo, ya que lo hemos visto casi todo. Por eso cuando me piden recomendaciones para una cena especial -cosa habitual- se me hace ... cada vez más difícil encontrar una idea original. Hoy me he ido a Triana, a la orilla del Guadalquivir, para traeros una de esas opciones que aún no son tan conocidas.
El restaurante De la O, se sitúa en el paseo homónimo, escondido, en un enclave con mucho encanto, sobre todo si las temperaturas permiten disfrutar de su terraza desde la que se vislumbra la parte menos bulliciosa de nuestro rio. Su estrecho interior con un jardín vertical es agradable también pero no tiene el mismo atractivo.
Cocina de mercado, una carta con interesantes referencias y que juega con productores de cercanía, las lonjas gaditanas, el ibérico de nuestra sierra o las verduras de la ribera del mismo caudal del que hoy disfrutamos.
La comida empieza con un aperitivo de la casa- 'matahambre'- una ensalada de tomate, alcaparras, aceituna y tabasco, aporta ese frescor que es muy agradable combinado con una explosión de umami perfecto para el comienzo.
El primer plato fueron sus patatas bravas, un clásico, servidas de forma curiosa, una patata confitada y frita, con una salsa mansa y una espuma de queso venían envueltas en un cartucho hecho de hojaldre para que fueras comiéndolo a la vez que las patatas.
Excepcional también el canelón con queso de cabra, calabaza, tomate seco y crema de gorgonzola, para los amantes del queso, que cortan con unas hierbas aromáticas también muy presentes en el mismo.
El arroz rojo es otro de los platos que me habían recomendado, con camarón rojo, calamar y salicornia, en este caso me faltó un poco de intensidad en su fondo, aunque el punto del mismo era casi perfecto.
El último plato salado fue su picantón, un pollo que cada veo en más cartas de la ciudad, aquí sale con una salsa hecha con los jugos de la misma ave, un tartar de manzana y panceta, muy interesante la forma de elaborar y presentar el mismo, la guarnición ayuda a cortar ese sabor más graso y aporta acidez al conjunto.
Fantástica comida, que coronamos con su postre triple chocolate. De la O es una pequeña joya escondida, su acceso no es fácil pero una vez que lo encuentras se disfruta realmente. El ticket es alto eso sí, acorde con la calidad de su cocina.
Comida
4/5Servicio
3/5Ambiente
4/5- Creativa
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