Zelai: «Sorpresas te da la vida»

El cuidado local mantiene su esencia, con una barra alargada preparada para tapear –quizás más cómoda para parejas por su disposición actual– y una primera zona de mesas altas con divertidas sillas altas coloradas , que dan a la calle a través de un gran ventanal. Cierra el local un comedor de mesas bajas, vestidas con mantel, con vistas a un agradable patio interior.

El mayor cambio en estos catorce años largos no viene por tanto de su decoración sino de una carta madura, equilibrada, atractiva y con platos que te hacen volver. Y del cuidado servicio. Una clara muestra de que no siempre la juventud de los camareros juega en contra.

Empezamos con una ensaladilla de gambas y vegetales marinos , distinta, rica, con intenso sabor a mar; y unos riquísimos puerros confitados con una perfecta salsa romesco.

Buenísimo el cono de chicharrón de atún con espuma de batata , sin duda entra de cabeza en nuestro listado de tapas del año en competencia con su bocadillo de calamares que merece una visita por sí solo: excepcional combinación de pan brioche con choco - asado, que no frito- y picada alicantina, emulsión de rocoto y amontillado rematado con chips de boniato. Imposible mejorar.

Correctos, uno de sus clásicos, el tataki de atún, con tomates especiados. La tortilla vaga, es más vistosa que sabrosa , quizás porque es algo compleja, con atún y katsuobushi con mousse de queso de oveja curado. O a lo mejor es que llegamos a este plato demasiado emocionados por los anteriores.

Terminamos la parte salada con unos carrillos de cerdo, con huevo en lo alto, y migas de morcilla , un plato contundente perfecto para compartir.

Con el postre no alcanzamos la unanimidad, aunque si el voto del más goloso tuviera doble valor, habría que añadir su tarta de zanahoria a nuestro top de este postre que afortunadamente tiene cada vez más presencia en nuestras cartas.

Zelai es un restaurante que por donde está y por su aspecto puede parecer un local de moda , un «gastrobar» al uso, pero es una cosa mucho más seria y que está acompañado por un servicio de primera.

Nos ha encantado volver y sorprendernos al reencontrar ese punto distinto con el que desembarcó en nuestra ciudad hace ya casi quince años.