Salmedina

Salmedina: «La esencia perdida»

“Por fin se vuelve a abrir en el centro un bar con personalidad, fuera de la homogenización imperante y lleno de buen producto”

No todo está perdido. Llevábamos tiempo preocupados por la proliferación de bares impersonales en el centro, de esos que bien podrían estar en Oviedo o en Valencia, con cartas y decoraciones ajenas a nuestra ciudad. O sea, lo que ha ocurrido con las tiendas de ... las calles comerciales de las grandes ciudades pero trasladado a la hostelería. Y cuando supimos por este periódico de la apertura de este bar y de quienes estaban detrás – los Guardiola, que ya llenan del mejor género los expositores de Tribeca y Cañabota- nos acercamos a probarlo. Y es un soplo de aire fresco o, mejor dicho, de aire clásico. 

Salmedina es una vuelta al bar de antes, con una oferta corta y segura de platos pero con un fuera-de-carta de auténtico lujo, que cambia a diario y que, lógicamente, está apoyado en esos pescados y mariscos que traen de las costas de Cádiz y Huelva. 

La decoración es sencilla y clara, pero apoyada en unas joyas de azulejos de Barbadillo que le dan toda su personalidad. Dentro mesas altas y barra corta. Fuera, veladores un poco desordenados en una calle peatonal no muy amplia. El servicio desigual aunque tirando a mediocre. La vajilla de peltre original y sencilla: blanca y azul o blanca y roja. 

Y, por fin, la cocina. Todo lo que hemos tomado está muy bueno o excelente. Desde lo más sencillo a lo complicado. Ensaladilla de gambas que sabe a marisco y no a mayonesa, papas aliñadas de las mejores de la ciudad: templadas, con la cebolla justa, coronadas con melva y bañadas en buen aceite. Como bañado en aceite nos llega un sabroso tomate rosa acompañado con atún asado y piparra. El atún también lo probamos asado en una manteca colorá adictiva y también encebollado: el producto rey de esta época bien tratado. Ofrecen unos mejillones tigre presentados con patatas fritas y escabeche casero. El escabeche nos recuerda a zumo de tomate de los buenos y preparado con todos sus avíos (quizás el mejillón se pierde un poco con el sabor del escabeche, pero ¡qué más da!). También está muy bueno el pollo frito “gaditano”. Y una tortilla de bacalao jugosa, casi líquida y con un bacalao en su justo punto que no es nada fácil. Fuera de su oferta fija hemos disfrutado de sus gambas rojas en tempura, de sus cigalas abiertas a la plancha, de sus piezas de pescado bien fritas. Un espectáculo.   

El que Salmedina tenga un buen futuro es fácil. Sin darse cuenta han creado un bar de referencia cuando se pase por la Alfalfa. Sólo tienen que mantener el producto, la cocina y la ilusión. Y mejorar, y mucho, su servicio. 

Casco Antiguo Salmedina: «La esencia perdida»
Valoración
Buena

Comida

4/5

Servicio

2/5

Ambiente

2/5
Precio
Medio
Tipo de cocina
Datos útiles
  • Horarios: De martes a sábado 12.45 a 16.30 y 20.30 a cierre. Domingo de 12 a 18

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