La Monumental: «Hasta el rabo, todo es toro»

La Monumental es un claro ejemplo de ello. Su nombre se debe a la antigua plaza de toros, la segunda que tuvo Sevilla, que se situaba muy cerca de donde hoy se ubica este restaurante. En sus paredes podemos hacer un repaso por la breve historia de este coso taurino que fue el sueño que se convirtió en pesadilla del torero Joselito «El Gallo». Si es usted de los que vivían ajenos a esta historia sólo tiene que pasar por el número 9 de la calle Diego Angulo Íñiguez para desgranarla mientras enriquece su paladar con algunas de sus especialidades, que no son pocas.

Taleguillas, almohadillas de salmón, pimiento del piquillo relleno de bacalao, morcilla a la caldera picante, puntas de solomillo, cola de toro… y así hasta llegar a 25 especialidades. Abrumados decidimos alternar entre este listado de sugerencias y nuestro olfato. Los 40 grados a la sombra nos llevaron la vista a un tomate aliñado con ventresca que estuvo correcto. Tanto la conserva como el tomate tenían buen sabor pero no deja de ser un tomate con ventresca sin más.

De ahí pasamos a unos taquitos de bacalao con mayonesa con Palo Cortado y tomate casero . El pescado bien, buen color y sin exceso de sal, pero la fritura un poco pasada de aceite. También le daría una vuelta al tomate, y seguramente tendremos que darle otra oportunidad, porque sospechamos que no era casero.

Nos llamó la atención un revuelto de lomo de orza . ¡Qué acierto! Un plato muy jugoso y para nada nos dio sensación de que fuera excesivamente graso. Recomendable. Al igual que el plato que abandera la cocina de La Monumental, la cola de toro . Tierna, fácil de deshuesar y con un salsa aparentemente ligera pero con la intensidad del sabor del producto y las verduras. Un guiso de los que pone en valor a esta cocina.

Para terminar decidimos probar su propuesta de postres optando por la tarta de galleta . Nos arrepentimos de no quedarnos con el agradable sabor de boca de su deliciosa cola de toro pero bueno, tampoco fue ningún drama. En cuanto al servicio, estuvo correcto y compenetrados perfectamente con cocina, algo que se agradece cuando trasladas que vas con algo de prisa. Los platos salieron a buen ritmo y sin agobios pero cumpliendo con la necesidad que teníamos al no disponer de mucho tiempo. Buen detalle.

En nuestro caso decidimos sentarnos en el salón pero disponen de una barra con buenas dimensiones e incluso complementadas por algunas mesas altas. También destaca su terraza, que al ser una calle poco transitada de coches, puedes disfrutar de un almuerzo o cena sin que el sonido de algún claxon haga que la cola de toro se vaya por otro lado.

De La Monumental nos vamos con la duda de si su nombre conmemora realmente a la plaza de toros o si es una clara alusión a la exquisita cola de toro que elaboran en sus fogones. Seguiremos de cerca su evolución en una zona que va a más en su propuesta gastronómica.