Bar Rodríguez: «Boquerones en adobo por gregoriano»

No es un gastrobar, ni mucho menos. No encontraremos productos «gurmé». No hay pizarras ni camareros vestidos de negro. No hay diseño. Pero los parroquianos y clientes que acuden al Bar Rodríguez eso no les importa porque buscan otra cosa . Quieren un lugar donde charlar con los amigos con una cerveza Cruzcampo bien fresquita, o una cocina honesta en el sentido de productos buenos y elaboración casera. Así de fácil y de difícil. Y a ello le añaden un servicio excelente con el buen hacer detrás de la barra de Pedro y sus colegas que por algo han sido reconocidos como los ganadores del primer concurso de Maestros de la Barra que organizó Cruzcampo .

El local sigue el canon tradicional. Azulejo, barra larga de metal, paredes cubiertas con recortes de prensa alabando la cocina del lugar y carteles de promoción turística de Andalucía que en su día editó la Junta de Andalucía, y algún detalle cofradiero. Junto, y unidos por una ventana pasa platos, otro local con algunas mesas, y enfrente, si el tiempo acompaña (que es casi siempre), unos veladores en la Plaza de San Antonio de Padua. Tanto en la terraza como en el local anexo es autoservicio .

Pero entremos en materia. Cruzcampo bien fría, y a por el guiso del día que en este caso eran unos garbanzos con todos sus avíos , rico, rico y con fundamento.

Pasamos a otra de la tapas estrellas de la casa, sus fritos bien hechos y siguiendo la tradición sevillana . Probamos los boquerones en adobo , sin lugar a duda la tapa estrella, sobre todo cuando Pedro se lanza a pedirlos imitando el canto gregoriano. El punto del adobo es único en este bar y la fritura crujiente y en su punto, al igual que los chocos fritos , una tapa nada original pero deliciosa si está bien hecha como es el caso.

Pasamos a la plancha: un filete de pez espada y su solomillo al whisky , con sus patatas fritas y su acompañamiento de ensalada. Mismo comentario que antes: nada de cocina de fusión, pero si la materia prima es buena, siguen siendo unas tapas de lo mas apetecible.

>Y tampoco podíamos irnos sin dejar de probar algunos de sus montaditos, especialmente el de pringá , bien ejecutado. No nos dio (nuestra capacidad de probar tapas) para más, pero no podemos cerrar esta crítica sin alabar los caracoles que llegarán con la primavera tardía y que son uno de los mejores de Sevilla. Esas noches de preverano en la terraza del Bar Rodríguez con una buen plato de caracoles son difíciles de olvidar. Mientras tanto… ¡Una de adooooobo!