Augurio: «El camino de vuelta a casa»
Tras ser una referencia en la costa onubense han decidido aventurarse a abrir en la capital andaluza
Álvaro Salinero
Este año el mercado de las aperturas en Sevilla quizás no se te ven animado como otros anteriores, pero es verdad que entre estas pocas novedades hay algunas que son muy interesantes, este es el caso del nuevo Augurio en la calle Julio César.
Realmente no sé si llamarlo apertura o traslado, ya que sus socios empezaron con este proyecto en Punta Umbría y lo han mudado a nuestra ciudad esta pasada primavera. Tras ser una referencia en la costa onubense han decidido aventurarse a abrir en la capital andaluza, huyendo de la temporalidad de un negocio cuyo punto fuerte era el verano.
El nuevo local es estrecho, con colores muy veraniegos y una decoración minimalista en la que destaca el diferente juego de colores y texturas que hacen con las tapicerías de sus sillas y con la cerámica de las paredes. Mirando ya su carta, es corta, apenas llegará a los veinte platos , un corte fresco casi veraniego diría y como especialidad el atún rojo.
Empiezo con la e nsaladilla de centolla y mahonesa de encurtidos casero, el cambio al crustáceo le hace salirse de la norma quizás dándole mayor terrosidad que lo compensan con la acidez de los encurtidos, excelente.
Aquí le llaman bombitas, los tradicionales pani puri de la cocina india, que en este caso r ellenan de steak tartar, mahonesa de trufa y huevo de codorniz frito, sencillo, sabroso, bien ejecutado. Al igual que el taco crujiente de pez mantequilla , leche de tigre y guacamole, dos platos con sabores reconocibles y que seguro son un éxito.
En los platos principales, optamos primero por un ramen de corvina, pack choi, fideo y salsa de soja picante, que bañan en una versión de una leche de tigre caliente, subida de picante también. Además, tuvieron el buen gusto de separarnos la ración en dos medias, para disfrutarla así individualmente del plato.
No me iba a ir sin probar una de sus especialidades, el atún rojo , en este caso en uno de sus platos estrellas, el tríptico, un pase que aúna el tartar, sashimi de toro y atún picante.
Los dulces con los que cerré la comida fue una más que notable tarta de queso individual horneada con cereza encurtida y la tartaleta de ganache de chocolate y helado de mango, ambos con un buen nivel.
Divertida comida en este nuevo Augurio, platos que no se salen excesivamente de la norma, pero sí lo suficiente para que no se asemejen a los que encontramos carta tras carta. Una carta muy enfocada en ser fresca, liviana que en esta época con tanto calor se hace más disfrutable.
Augurio: «El camino de vuelta a casa»
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