Anónimo: «El nuevo Aljarafe»

El restaurante que hoy nos ocupa se llama Anónimo y parte de la misma familia responsable del céntrico Zelai, aunque poco tiene que ver.

Anónimo es un proyecto más joven, con un aire más casual e incluso familiar. Lo primero que sorprende es el local, con una decoración muy cuidada que mezcla la madera con acabados industriales tan de uso últimamente. El restaurante cuenta con varios espacios, e incluso con una especie de ‘ágora’ en la que ofrecen conciertos y otros eventos.

Las brasas son protagonistas de una carta muy popular con las pizzas como invitadas especiales, una combinación que ya había visto antes en algún otro sitio de moda. Y como consecuencia de que una de las socias de Anónimo es originaria del país andino, varios de losplatos tienen un toque peruano.

El aperitivo de la casa son unos boletus rebozados y fritos que acompañan con una salsa de yogur bastante original. Comencé pidiendo de sus entrantes uno de los platos que más me habían llamado la atención, el croissant ‘carbón’ con pato ahumado , prometedor comienzo.

La huerta compone otra de las secciones de la carta, de la que probé la patata hasselback , una elaboración que se ha puesto de moda en la que a la hortaliza se le realizan cortes paralelos y se hornea. En Anónimo añaden queso cheddar, chips de bacon y cebolla frita, fácil y goloso.

Cuentan con hasta siete pizzas diferentes . La que más me llamó la atención fue la mallorquina, con sobrasada y cebolla morada caramelizada, aunque el dulzor de esta última me resultó excesivo.

Rematé con el c hurrasco de pollo adobado que hacen en sus brasas y acompañan de unos chips de kale y salsa de ají pollero peruano, levemente picante. El lemon pie fue el toque dulce final, una tartaleta casera que cubren con fresa confitada.

Me ha resultado agradable esta comida en Anónimo, un sitio que es ideal para ir en familia y que cumple en la parte gastronómica.