Apertura: La Piconera, una bodega con mucho arte en Triana

¿Quién la ha puesto en marcha? Los empresarios hosteleros Manuel Vega, Silvia Vega, Álvaro Porta, José Gómez y Víctor Osquigilea. La Piconera es la faceta gastronómica del espacio flamenco que abrió hace dos años en la misma calle, a tan solo unos metros de la nueva bodeguita. Con este establecimiento se completa la oferta de ocio con una propuesta gastronómica en un ambiente flamenco y con guiños al mundo del toreo.

¿Cuál es su concepto culinario?

En la carta hay continuos homenajes a la gastronomía sevillana, con recetas como papas aliñás, ensaladilla de langostinos, croquetas, montaditos o carrillada ibérica.

También tienen guisos del día con recetas como menudo, espinacas con garbanzos o papas con choco, entre otras…

¿Qué se puede tomar de aperitivo? Hay aperitivos fríos, salpicón de mariscos, chacinas ibéricas de bellota, surtido de quesos o chicharrón de Cádiz.

¿Cuáles son sus especialidades?

En carta tienen revueltos de setas y trufas o huevos rotos con jamón, además de montaditos y panes. Hay algunas opciones del mar como mejillones al vapor y calamar a la plancha con mojo de cilantro y carnes como lomo bajo de vaca, presa con mojo rojo o solomillo al whiski o a la carbonara.

¿Cómo son los postres? De momento han apostado por tarta de queso y tarde limón para poner una nota dulce.

¿Y los vinos?

Los vinos de Jerez y de Sanlúcar tienen mucho que decir en esta bodeguita, donde también se encuentran caldos de algunas DO españolas con gran demanda.

¿Qué tiene de especial?

La Bodeguita La Piconera quiere consolidarse como un punto de encuentro para el mundo flamenco y referente en las tertulias taurinas, además de una parada obligada para el que quiera empaparse del arte y el encanto de Triana.

¿Cómo es el espacio?

Tiene una terraza añadida en la calzada de la calle Salado con varias mesas altas, además de un interior dividido en dos plantas: la primera para zona de barra y en la superior un salón para reuniones o encuentros más formales. En cuanto a la decoración, cabezas de toros cedidas por toreros sevillanos y cuadros de Balcris son la nota predominante.

¿Dónde están? En la calle Salado, 11.