La carta gira en torno a carnes, pescados y verduras a la brasa. Trabajan con producto nacional y cuidan los detalles. También ofrecen mariscos y pescados según disponibilidad, presentados en el salón o en terraza, lo permita el tiempo o no, ya que la tienen cubierta. La cámara, pequeña, pero de gran calidad, tienta al comensal con estupendas almejas o coquinas de considerable calibre, espléndido atún fresco o bacalao.
Los platos se elaboran con materias primas locales. El aceite procede de la cooperativa cercana. Las verduras llegan frescas de proveedores de confianza. Algunos ingredientes, como el queso para la tarta casera, que bien te recomendamos como postre, son seleccionados expresamente para la casa, demostrando así el cuidado y mimo de lo que se ofrece. De todo ello hace Joaquín buena gala cuando atiende las mesas, con una singularidad que no pasa desapercibida.
Es buena opción comenzar con la estupenda ensaladilla rusa, elaborada con aceite de la Cooperativa Virgen de las Virtudes, que nos recuerda a la mítica ensaladilla de El Refectorium Catedral, quizá algo más fría de lo que nos suele gustar. También muy destacable la ensalada de ventresca, con un tomate y un aliño muy rico. Que no te asuste la reducción de vinagre que asoma, que aquí es más decoración que otra cosa. Deliciosos los puerros confitados acompañados de mayonesa elaborada con el aceite de confitarlos. Hemos copiado este plato en casa hasta la saciedad después de la visita, pero no sé si hemos logrado hacerlos tan ricos. Plato sencillo, pero exquisito cuando hay buena materia prima de por medio.
Es bueno dejarse aconsejar en el tamaño de las raciones. Te facilitan pedir medias para poder probar más platos de su carta y se agradece. Terminados los entrantes nos encaprichamos de unos boquerones abiertos al limón, muy frescos y bien fritos. Nada aceitosos y bastante crujientes por fuera y terminamos con un riquísimo solomillo de ternera de vaca retinta, bien tierno y con un punto perfecto. Mención especial merecen las patatas fritas y pimientos de guarnición, que se nos quedaron cortos. Con gusto hubiésemos repetido.
Para beber, referencias sencillas, una carta cortita y algunas sugerencias que Joaquín va ofreciendo según tu comanda.
La Taberna de Joaquín representa una oferta coherente con su entorno: cocina casera, basada en producto, sin pretensiones innecesarias, y con un enfoque que une tradición, experiencia y conocimiento del cliente. Una parada recomendable para quienes visitan Fuente de Piedra con la intención de conocer su naturaleza y también su cocina.
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Comida: 4/5
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Atención: 3/5
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Ambiente: 3/5
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