A grandes males grandes remedios: cómo se ha enfrentado la hostelería de Córdoba a la crisis sanitaria

Son innumerables los bares y restaurantes de Córdoba que tomaron esta iniciativa como primera medida. Unos, por sus características, solamente como recogida en el local. Otros si contaron con reparto, fundamentalmente por empresas de delivery en torno a una app. Pero quizá el caso más llamativo fue el del pionero en el reparto en pleno confinamiento, Casa Pepe, que tras ver que una vez sin encierro era inviable la acumulación de repartidores, clientes y trabajadores en el establecimiento de la Judería optó por montar una empresa aparte. De esta manera ‘Pepe en tu casa’ se independizó. Grandes restaurantes como La Cuchara de San Lorenzo o Bodegas Campos han ido manteniendo este apartado como parte fundamental, no ocasional, del negocio, ya que otros muchos han tendido a retraerlo en cuanto la actividad ordinaria florece. En ese sentido fue temporal por ejemplo La Boutique de la Croqueta de Garum 2.1, pero apuntaba a una interesante especialización. Un restaurante como El Mirador del Río igualmente tendió a diferenciar su reparto de los establecimientos, creando La Barcaza del Río, donde el producto estrella era un pollo asado en competencia con el habitual de las pollerías pero más elaborado. Variaciones ha habido para todos los gustos.

Aquí debemos hablar de nuevo de Casa Pepe, que lanzaba hace unas semanas su servicio de cáterin, ‘La Convitería’. Lo mismo hacía El Choco de Kisko García con ‘Con k de kátering’. Esta ampliación de negocio puede resultar chocante ante los eventos de todo tipo suspendidos, y hablamos desde los clásicos BBB (bodas, bautizos, comuniones) hasta todo tipo de actividades culturales. Pero hay otras tendencias, como pequeños eventos al aire libre en los que acomodar nuevas formas de cáterin. Además, por supuesto, de las expectativas ante…los BBB que se suspendieron y que se tendrán que dar en forma de avalancha.

La crisis sanitaria ha variado los precios del alquiler, de forma que muchos establecimientos han podido nuevas oportunidades en otros lugares, por las oportunidades presentadas. Terra Olea se mudó de María la Judía a un local más amplio en la cercana Rigoberta Menchú. Breakfast Club Co tuvo que abandonar la Judería y se fue al lado del hotel Hesperia, cambiando además su carta para acercarla al público cordobés, una verdadera adaptación a los tiempos. En lugares como Gran Capitán se generó gran movimiento y aparecieron d’merkdo, su lugar lo ocuparía un nuevo restaurante, Arhua. También llegó a esa céntrica calle El Poema. Recientemente La Salmoreteca anunciaba su apertura en Jesús y María. Antes del confinamiento aumentar la familia mediante la franquicia. Al no verlo posible este pequeño local abre posibilidades de venta a la calle. Una nueva forma de ver las cosas.

Otros negocios, como Doble de Cepa, se han ampliado de forma más que llamativa, puesto que su proyecto consiste en poner en marcha visitas culturales y gastronómicas a los baños árabes de Santa María.

Es el caso de los dos restaurantes Ecofamily, que pasan a ser Hardtos y Sarmiento. El primero basado en recetas tradicionales, el segundo buscando un escalón superior de calidad. Hardtos se desprendió de la zona infantil del Ecofamily y en el caso de Sarmiento está, pero funciona por su cuenta.

El responsable de Entre Calles, por cuestiones relacionadas con el alquiler, se iba al Vial y abría Misa de Doce, con un concepto mucho más amplio de restaurante tradicional con toque creativos. Entre Calles se convertía en una sucursal de El Puerto Tendido 7, que cuenta ya con tres locales en la ciudad. El grupo de la Carbonería aprovechaba para extenderse por Arroyo del Moro con La Oveja Negra. En Ciudad Jardín se ponía en marcha el proyecto gastrobar Costa Sol. De las cenizas de Los Patios de la Marquesa surgían dos sitios nuevos. Uno de sus responsables abría Berenguela 16. El director de aquel lugar de la Judería el Asador Bucán, que precisamente cuenta como socio con Rubén Rivero, implicado igualmente en Amazónica, otro restaurante que procede de estos movimientos de la crisis sanitaria.

No todos los restaurantes cuentan con terraza a pesar de poder tenerla, debido sencillamente al carácter del restaurante y la naturaleza de su proyecto. Valgan dos ejemplos, uno tradicional y otro más reciente: Casa Matías y Regadera. Ambos sitios se centraban en el interior pero decidieron incorporar una terraza ante las circunstancias. También está el caso de aquellos que la cubren con toldos para poder emplearla más tiempo, por ejemplo La Kibla o los que la adecentan y la llevan a otro nivel, como Tellus.

Multitud de restaurantes, debido a la falta de personal, han decidido reducir momentáneamente los platos de la carta, o bien optar por introducir, si no las tenían, recetas más enfocadas al público cordobés. La ausencia de turismo ha hecho que sea el público autóctono aquel que llene los sitios. En algunos casos, como Patio Romano, ese cambio ha ido acompañado del propósito de ir hacia una alta cocina y de temporada precisamente en plena Judería, ante la incertidumbre sobre los visitantes.

Por último, y esto centrado fundamentalmente en restaurantes y bares de barrio, de gestión en gran medida familiar, se han producido numerosas adecuaciones a los horarios, por ejemplo abriendo solamente para el desayuno y mediodía.

En restaurantes de otro tipo, en zonas históricas o el centro de la ciudad se ha recurrido también al recorte horario, pero casi siempre cerrando más días.