Nuevos fogones
Alba Arévalo y Luca Mazzarella de El Inkieto: «El mejor manicomio es un restaurante»
Ambos se conocieron en Londres, en concreto trabajando en Streetxo, el famoso restaurante de Dabid Muñoz
Restaurante El Inkieto: Gastronomía en movimiento
Alfredo Martín-Górriz
Córdoba
«El mejor manicomio es un restaurante», afirma con gran sentido del humor la cordobesa Alba Arévalo, que inauguró hace poco más de un año El Inkieto junto a su marido Luca Mazzarella, natural de Milán, que bromea igualmente sobre su nombre, tan parecido al ... del queso de su país, por lo que ya parecía predestinado a una carrera en el mundo de la gastronomía. El chascarrillo de Alba no era baladí, puesto que hizo la carrera de psicología, mientras que Luca iba para ingeniero. A ambos se le cruzó el mundo de la hostelería en diversas vertientes, apareciendo una nueva e irrefrenable vocación para dos personas tan especialmente inquietas que decidieron que esa característica personal se convirtiera en el nombre de su establecimiento.
Antes de ese momento, y como tantos trabajadores del sector, contaron con una vida igualmente inquieta e itinerante. Ambos se conocieron en Londres, en concreto trabajando en Streetxo, el famoso restaurante de Dabid Muñoz. Alba ha pasado por la sala de lugares tan conocidos como Sabor Restaurant, en Londres, Sala de Despiece, en Madrid o, ya en Córdoba, por El Bosque, Noor o ReComiendo. Luca ha trabajado también en Australia, en sitios como Icebergs o Bondi Beach Public Bar, o en Tripea, de Madrid. Igualmente, en Córdoba ha pasado por El Bosque u otros negocios de Paco Morales y Periko Ortega, ya clausurados, como son El Bar de Paco Morales o Matraca. Todo este recorrido se reflejará ahora en El Inkieto, que aúna seriedad en el trabajo con una propuesta divertida y variada. Este restaurante abrió el pasado mes de marzo y cuenta con dos entradas, una a la Plaza de la Trinidad y otra, la principal, en la calle Montemayor.
¿Qué les llamó la atención de este sector para abandonar otros caminos?
Alba Arévalo: Yo es que al final me di cuenta de que estudiaba psicología porque lo que me gustaban eran las personas y comprenderlas, y en un restaurante ves más personas que en ningún otro lugar, quizá una media de ochenta personas diferentes todos los días. Y tienes que saber tratarlos, y como adaptarte a ellos. Entonces me di cuenta de que como psicóloga iba a ver como mucho cinco personas al día, me cundía más aquí [ríe]. Y además se juntó con que soy comilona y bebedora, y me gusta que los que están sentaítos a mi alrededor disfruten al igual que lo hago yo.
Luca Mazzarella: En mi caso, en primer lugar: fuego. [Ríen ambos]. Siempre he sido un apasionado del fuego. Me gustaba el ritmo de la cocina de hace años. Y siempre he sido una persona muy nerviosa, que tiene que moverse. Mi problema con la ingeniería era muy simple: no podía estudiar algo hoy para no aplicarlo de inmediato. Pero la cocina sí te permite probar y hacer cosas en ese momento. Y me divertía mucho más.
¿Cuándo se les ocurre la idea de montar un negocio propio?
A.A.: Tras el parón por el Covid nos fuimos a Madrid en 2021, donde estuvimos con Roberto Martínez, de Tripea, y Javier Bonet, de Sala de Despiece. Entonces fue cuando formulamos el concepto de El Inkieto. Los dos queríamos abrir un restaurante, y nos imaginábamos algo parecido porque ambos remamos en la misma dirección. El Inkieto nace un día que estábamos en Madrid y ya pensábamos en mudarnos de nuevo, y pensamos «illo, es que no aguantamos un año sin una novedad».
¿Qué concepto tenían en mente?
A.A: Los dos somos muy nerviosos, y la palabra monotonía no entra en nuestro vocabulario. Íbamos a restaurantes que nos encantaban, y a veces tenían siempre lo mismo. Y pensamos que estaría guapísimo que pudieras ir a un restaurante incluso una o dos veces a la semana para probar algo siempre diferente. Y también que cada día tenga un tipo de música. Entonces surgió eso de poner en marcha un restaurante inquieto como nosotros. Y ahí está: El Inkieto..
¿Por qué este local en la plaza de la Trinidad?
A.A: Sabíamos que íbamos a abrirlo en Córdoba. Yo soy de aquí, y gracias a Dios a Luca le encanta la Feria y el fino [ríen ambos]. Estuvimos mientras tanto con Periko Ortega en ReComiendo mientras buscábamos locales. Y este nos cuadró tanto en tamaño, precio como en su situación céntrica.
¿Cómo plantean la cocina de El Inkieto?
L.M.: Tenemos platos internacionales de muchos lugares, basados en nuestra formación, lo que hemos visto y los procedentes de gente que hemos conocido... mucho asiático mezclado con mediterráneo y sudamericano principalmente.
¿Cuáles son ahora mismo los platos estrella?
A.A.: Los platos fuera de carta se cambian casi todos los días. El resto de la carta lo escribimos a mano en la pizarrita, porque ha tenido mucho movimiento en los siete meses que llevamos abiertos. Los cuatro que ha comentado Luca siempre los mantenemos, junto al ceviche de corvina, el resto ha cambiado mucho, bien con nuevos platos, bien con variaciones sobre el mismo.
L.M.: El mundo de la gastronomía es tan amplio que no queremos quedarnos en las mismas cosas de sota, caballo y rey. Vamos a dar una vueltecilla, porque hay muchos más platos. Además tenemos el oyster's day, el día de las otras. Ofrecemos ostras Guillerdeau a tres euros, con elaboraciones diferentes cada vez. Este día lo vamos a mantener al menos hasta noviembre. A partir de ahí, estamos pensando en hacer otros jueves temáticos, como el dedicado al niguiri o al pan bao.
Ha mencionado antes al grafitero que hizo el pulpo, háblennos de la decoración del lugar.
A.A.: Se ha ocupado Javier Tarín, quien firma como Tarón. Le dimos mucha libertad, aunque la idea del pulpo ya estaba porque es una animal muy inquieto que, con tantos tentáculos, puede hacer muchas cosas a la vez. Luego hay temática de vino, y en la puerta que da a la Trinidad hay un chico al que le salen unos noodles de la cabeza, como si estuviese pensando en la comida. En general, ofrecemos una apariencia de lugar casero o artesano, aunque ya nos iremos tuneando con el tiempo cuando tengamos más recursos.
¿Qué tipo de clientela han tenido durante sus primeros meses?
A.A.: La mayoría es público cordobés y con un rango muy amplio de edad, de los 25 a los 65.
¿En qué basan la selección de vinos?
A.A: Hay mucha representación de Montilla-Moriles, ya que a los dos nos encanta, y tratamos de trabajar con productores pequeñitos, además de denominaciones de origen inusuales. Te diré lo que no tenemos: verdejo de la D.O. de Rueda. Y es que hay vinos de otras D.O., por ejemplo malagueños o de Galicia, que pueden tener un perfil similar. Por ejemplo, de Rioja sólo tenemos una referencia, Pies Negros, porque es una bodega muy chula. Tenemos vinos de Cádiz, Aragón, sevillanos... hay mucho mundo.
Indicaron también que la música era muy importante.
A.A.: La ponemos según nuestro estado de ánimo, y la verdad es que ponemos bastante tecno.
L.M.: Tecno al estilo lounge. También rock.
[En ese instante, el fotógrafo de Gurmé, Carlos, pregunta con sorna que si ponen reguetón, a lo que ambos responden con un clamor: ¡noooo!]
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