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La relación entre Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa llevaba tiempo apagándose

Casi ocho años ha durado la relación entre la madre de Tamara Falcó y el ganador del Nobel

Los motivos de la ruptura entre Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa

Mario Vargas Llosa e Isabel Preysler gtres

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Aunque la revista 'Semana' anunció en junio una supuesta crisis entre Isabel Preysler (71 años) y Mario Vargas Llosa (86) que habría llevado al escritor a mudarse a su casa en el centro de Madrid, no ha sido hasta ahora cuando '¡Hola!' ha certificado, exclusiva mediante, el 'cese de la convivencia' de la pareja: «Mario y yo hemos decidido poner fin a nuestra relación definitivamente», ha declarado una rotunda Isabel. «No quiero dar ninguna declaración más, y agradezco a los amigos y medios de comunicación que nos ayuden en esta decisión,» ha añadido. La chispa llevaba tiempo apagándose.

Desde que acudieran al Teatro Real, el pasado 24 de octubre, a una representación de la ópera 'Aída', presidida por Felipe VI y doña Letizia, la pareja no había hecho tanta vida social como antes. La última vez fue el pasado día 15, que acudieron a una fiesta en el hotel Ritz. Los paparazzi los esperaban a la salida, pero no pudieron pillarles porque Mario salió solo mientras que Isabel lo hizo bien acompañada. Todo muy simbólico.

Acaba así de manera oficial una historia de amor que nos había regalado miles de titulares y había despertado un inusitado morbo de los lectores por saber cómo eran en la intimidad estos dos relevantes personajes de la sociedad y la cultura, respectivamente. Se conocieron en 1986, cuando ella era reportera de lujo de su revista de cabecera. Fue en la ciudad de San Luis, en Estados Unidos. Ella le hizo una entrevista y, al parecer, hubo flechazo intelectual, manteniendo una relación de admiración mutua que, con los años, se transformó en amor otoñal. Fue en una cena con el príncipe de Gales, ahora rey Carlos III, organizada por Porcelanosa en 2015 cuando todo cambió. En el reencuentro saltaron chispas, esta vez a todos los niveles, y en una semana ya se les pudo ver juntos. Ella era viuda, pero él estaba casado con Patricia Llosa, con quien tiene tres hijos. El romance tuvo un alto precio, un divorcio y algo más que malas caras por parte de sus vástagos, escandalizados por lo sucedido y posicionados con su madre.

Desde el primer día, Isabel y Mario sortearon día sí, día también, la pregunta del millón, '¿Para cuándo la boda?' Pero el enlace nunca llegó. Habría sido el cuarto marido, tras Julio Iglesias (1971-78), Carlos Falcó (1980-85) y Miguel Boyer (1987-2014). Al poco de su divorcio, Mario le propuso matrimonio, ella misma lo reconoció. Isabel se dejó querer, pero no dio respuesta a la petición. En ese tiempo, la pareja se embarcó en largos viajes que les llevaron a vivir su amor con discreción, con intimidad, recorriendo el mundo entero: Nueva York, Moscú, Buenos Aires, Lisboa, Bali, Costa Azul… Fue una luna de miel en la que se ahorraron la dichosa ceremonia y el banquete. Al poco tiempo, Mario se fue a vivir con Isabel y la pareja concedió una entrevista a 'Harper's Bazaar' en la que daban algunas pistas de cómo era su vida: «Ahora las noches son mucho más tranquilas, mucho más sosegadas, en un ambiente que está muy marcado por la personalidad de Isabel,» confesaba un Vargas Llosa 'metido en cintura'. «Me he acostumbrado a tener esa vida más disciplinada y creo que tengo más tiempo para leer», aseveraba. Las jornadas en Puerta de Hierro estaban organizadas al detalle, siguiendo ambos una dieta estricta, con tiempo para el deporte y el cuidado personal. Casi todo giraba alrededor de la vida social, de los actos públicos, las fiestas y eventos.

A Isabel le enamoró la inteligencia de Mario, su personalidad cosmopolita y su talante: «No tiene precio tener a tu lado a una persona que siempre está de buen humor.» Mario sentía algo por ella desde el primer día, así que quiso vivir el amor con intensidad: «Esta vez no voy a esperar treinta años», se juró. Y lo cumplió.

Impactados por la noticia, todos se preguntan ahora qué pasó entre ellos para que se les 'rompiera el amor'. El desgaste provocado por la convivencia es, según apunta la propia revista, uno de los motivos. Pero hay otro más oscuro, impropio casi de alguien que ostenta un galardón como el Nobel de Literatura. Pero el corazón tiene razones que la razón no entiende: al parecer, los celos cegaron a Vargas Llosa en más de una ocasión, generando discusiones y tensiones que solo se apaciguaban cuando el escritor se distanciaba, dejando la casa de Puerta de Hierro para instalarse un tiempo en una casa que mantiene cerca de la Puerta del Sol. Pero cada vez que volvía a casa, de vuelta a la trampa de unos celos enfermizos que han acabado por costarles la relación.

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