«Cuando se pide ayuda, el sistema entra en marcha»

«Es preciso evitar esas situaciones de fragilidad. Las acciones preventivas son en distintos niveles. Por un lado, la identificación de poblaciones de especial riesgo: desde aquellas que en general presentan mecanismos de exclusión a sociedades cerradas, la población inmigrante y miembros del colectivo LGTBI cuando son objeto de discriminación , por ejemplo. Es importante que el sistema sanitario sea muy accesible, para lo cual se están haciendo «actuaciones en Summa y en Atención Primaria, con psicólogos clínicos».

Por otro lado, están los facilitadores sociales: profesores, bomberos, policías . «Son potenciales detectores y hemos hecho diferentes campañas de prevención, sobre todo con docentes. También es muy importante el papel de los medios de comunicación y las grandes campañas», añade Navío, que insiste en que «nuestro mayor peligro es el tabú social, porque la gente no pide ayuda»: «Una vez lo hace, el sistema se pone en marcha».

Montserrat Montes, de la red Aipis , pone énfasis en «las personas diagnosticadas (trastornos alimentarios, bipolares, enfermedades mentales…), que son personas muy vulnerables en el confinamiento, porque no se sienten cómodos haciendo videoconferencias y necesitan una continuidad que se les ha roto de pronto». Pone otro ejemplo: «Los cambios de criterio con respecto a la vacunación tienen a alguna gente desesperada» . Las personas mayores de 70 años son las que más se suicidan, porque además de enfermedades crónicas tienen más soledad, más desgaste.

Pero no hay que perder de vista la situación de los adolescentes. Ya hay conductas autoelíticas o de ideación suicida a los 12 años,«y el acoso escolar casi siempre está detrás».