La reestructuración de Juanma Moreno acaba afectando a los pilares de la Junta de Andalucía
El nuevo consejo de Gobierno se estrena este martes con novedades en cuatro áreas clave de gestión: Salud, Educación, Cultura y la portavocía
Juanma Moreno cambia su gobierno: nombra dos nuevas consejeras en Salud y Educación y convierte a Carolina España en portavoz

El presidente de la Junta, Juanma Moreno, sorprendió ayer con una remodelación de su Ejecutivo con mucho más calado de lo que apuntaban las previsiones. Moreno aprovechó la ventana que se le abría con la marcha al Parlamento Europeo de la consejera de Agricultura, Carmen ... Crespo, para acometer una reforma que afecta a tres consejerías fundamentales, Salud, Educación y Cultura, además de la Portavocía del Gobierno, otra figura sensible en su equipo.
Moreno ha resuelto la crisis con el sello de la casa, sin estridencias ni dramatismos. Ha tenido mucho cuidado de no dejar cadáveres en la cuneta ni sangre por el suelo. Pero ello no significa que los cambios no hayan sido relevantes, mucho más sustanciales de lo que los 'juanmólogos' habían previsto. Sobre el papel, la reforma de julio tenía como objetivo principal el relevo de Carmen Crespo como titular de Agricultura y Pesca, a lo que se iba a sumar algún ajuste interno. Al final, la sustitución de Crespo ha sido lo menos novedoso, ya que Moreno se ha limitado a elevar a definitiva la solución interina que adoptó tras las elecciones europeas, es decir, asignar a Ramón Fernández-Pacheco las competencias de Agricultura. De esta forma, el exalcalde de Almería toma bajo su mando la gestión del campo y el mar andaluz, además de las competencias de Desarrollo Rural. Una importante área de gestión que conlleva perder la Portavocía del Gobierno, de la que se encargará a partir de ahora la titular de Economía, Carolina España. Además de descargar a Fernández-Pacheco de responsabilidades, es probable que Moreno busque con este cambio un perfil más agresivo –la retórica de España es más contundente que la de su antecesor– y una mejor 'venta' de los logros económicos del Gobierno.
Pero lo mollar de la crisis de Gobierno no guarda relación con la salida de Carmen Crespo ni con las competencias de Agricultura. Juanma Moreno ha optado por meter el bisturí en dos órganos vitales de su gestión: la sanidad y la cultura. Y es obvio que si ha metido el bisturí se debe a que no estaban funcionando correctamente.
El relevo en la Consejería de Salud no estaba en ninguna quiniela pese a los problemas que arrastra este departamento. Moreno había ofrecido un paraguas a la titular de la cartera, Catalina García, durante el diluvio de ataques que ha tenido en los últimos meses. En mayo el PSOE planteó su reprobación en el Parlamento, propuesta que fue rechazada con los votos del PP. Los más observadores se percatarían, empero, de que Moreno se ausentó de aquel debate, en el que solo apareció para votar.
En cualquier caso, los frentes abiertos en Salud eran tan numerosos que se hacía difícil mantener la apuesta. García había accedido al cargo de consejera como relevo natural, ya que era la mano derecha del anterior consejero, Jesús Aguirre. Muchos alabaron entonces su perfil técnico e incluso la señalaron como la responsable directa de la acertada gestión sanitaria durante la pandemia. Sin embargo, el día a día de la Consejería parece haberle superado. La sanidad se ha convertido en el segundo problema que más preocupa a los andaluces, según el Centra, y el presidente no puede correr riesgos en un ámbito que tiene una repercusión electoral inmediata. Moreno ha decidido poner al frente de la Consejería de Salud a Rocío Hernández, otro perfil técnico con amplia experiencia en la gestión sanitaria. Moreno, clemente, recupera a Catalina García en una consejería de menor peso político como es la Sostenibilidad y Medio Ambiente.
Fórmula fallida
El epicentro del otro gran seismo de la crisis gubernamental es la Consejería de Turismo y Cultura. La apuesta por unir estas dos parcelas de gestión bajo el mando de Arturo Bernal se ha revelado como fallida. Moreno ha optado por desandar el camino iniciado hace dos años y crear una Consejería especifica para Cultura, a la que añade Deporte como complemento.
En este nuevo planteamiento no ha querido hacer experimentos y ha apostado por devolver la gestión cultural a manos de Patricia del Pozo, consejera de Cultura en la anterior legislatura y una de las personas de máxima confianza del presidente. Con esta medida el presidente confía en devolver la calma a las aguas del sector en Andalucía, un tanto revueltas después de que Arturo Bernal no lograse conectrar debidamente con este círculo profesional.
La salida de Del Pozo de la Consejería de Educación obliga, por último, a otro relevo inesperado. La elegida es una vieja conocida, Carmen Castillo, viceconsejera con Imbroda e inspectora de Educación de profesión. Con la figura de Castillo se busca continuidad en la gestión que estaba desarrollando Patricia del Pozo al frente de esta importante parcela de gestión.
Por lo demás, el presidente de la Junta mantiene el resto de las consejerías, sin duda cumpliendo la máxima de no tocar lo que funciona. La incorporación de dos nuevas consejeras provoca que haya mayoría de mujeres en el Ejecutivo, ocho frente a seis varones, lo que sin duda aprovechará Moreno para subrayar el perfil centrista y feminista de su equipo.
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