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el desafío secesionista catalán

Mas exhibe la Diada como síntoma de que no dará marcha atrás con la ruptura

El 11-S más reivindicativo estuvo marcado por el plante del PP y la asistencia de nueve consejeros y la vicepresidenta a la «cadena humana»

Mas exhibe la Diada como síntoma de que no dará marcha atrás con la ruptura efe

À. GUBERN, J. GUIL, M. J. CAÑIZARES

«Sin dilaciones, consulta de autodeterminación en 2014». La celebración de la Diada del 11 de septiembre en Cataluña, marcada por la convocatoria de una cadena humana soberanista, concluyó ayer con un mensaje unívoco de sus convocantes: una rotunda advertencia dirigida al presidente catalán, Artur Mas, que ve cómo de nuevo la movilización popular es la que marca el tempo político.

Si la Asamblea Nacional Catalana (ANC) lograba con la multitudinaria marcha de 2012 empujar al Ejecutivo de CiU al precipicio soberanista —elecciones anticipadas, pacto con ERC, consulta en 2014—, la cadena humana de más de 350.000 personas pretendió ayer blindar ese compromiso, forzando a Mas a convocar el referéndum secesionista el próximo año, sin marcha atrás. «La independencia es posible, viable y necesaria. Necesitamos que se comprometan. Queremos que convoquen la consulta, con una pregunta clara que permita una respuesta clara: si Cataluña quiere ser o no un nuevo Estado de Europa», clamó la presidenta de la ANC , Carme Forcadell , líder del movimiento que, de manera extraparlamentaria, rige ahora la política catalana. Ante la posibilidad de que Gobierno y Generalitat abran un diálogo que conduzca a aplazar la consulta de 2014, la advertencia del independentismo es rotunda: «No queremos ni podemos esperar más».

Como sucedió tras la Diada de 2012, el movimiento soberanista emergió crecido, con una cadena humana que enlazó ayer Le Pertús con Alcanar, en una convocatoria de la que en las últimas semanas se fueron descolgando partidos, como el PSC o UDC, y ciudadanos , que ya no comulgan con el mensaje exclusivamente independentista de los convocantes. Pese a ello, y según cifras del departamento de Interior de la Generalitat, más de 1,6 millones de personas formaron parte de la demostración, mientras que algunas cifras barajadas por el Ministerio del Interior apuntaban anoche a 600.000 el número que, en toda Cataluña, acudieron a la cadena.

Un alarde organizativo en cualquier caso con el que se pretendía lanzar un doble mensaje : uno exterior, dentro del llamado proceso de «internacionalización del conflicto», y otro interior, dirigido sobre todo a una CiU dividida. Desde la frontera francesa hasta Vinaroz, ya dentro de la provincia de Castellón, una multitud vestida de amarillo tomó el eje de la N-2 y la N-340 , provocando a la vez un fenomenal colapso circulatorio que la apertura de peajes en las autopistas no pudo evitar. En el interior de Barcelona, la organización buscó el impacto gráfico de escenarios emblemáticos como la Sagrada Familia o el Camp Nou , por donde se hizo pasar la cadena. También discurrió por el Parlament o por la plaza de Sant Jaume , donde se sumaron prácticamente al completo todos los consejeros del Gobierno catalán.

Protestas laborales

Horas antes se desarrollaban los actos institucionales. Por la mañana, ofrenda floral ante el monumento de Rafael de Casanova, que cumplimentó el presidente de la Generalitat, Artur Mas, acompañado de su Ejecutivo. Hace varios años que los Mossos d’Esquadra establecieron un perímetro de seguridad para poner sordina a los grupos de manifestantes que, con silbidos, pancartas e insultos, recuerdan a los partidos políticos y autoridades que, al margen de aventuras soberanistas, las empresas cierran y miles de personas se quedan sin trabajo.

El líder de UDC, Josep Duran Lleida , sólo acudió a esa ofrenda. Después emprendió viaje a Panamá, no sin confesar que tanto la manifestación del 11 de septiembre del año pasado como la Vía catalana del ayer «me incomodan». Un nuevo episodio de división entre una CDC entregada a la cadena independentista y UDC, que marca distancias. El PP no acudió a la ofrenda , pero sí lo hicieron sus cargos institucionales: Pere Calbó, que acudió con la comitiva del Parlamento catalán en calidad de miembro de la Mesa, y el líder del PP en el Ayuntamiento de Barcelona, Alberto Fernández, quien al comprobar que en un monumento se había colocado una bandera independentista, se marchó del acto acompañado del resto de ediles populares.

Tampoco acudió el PP al acto celebrado en el parque de la Ciudadela, con homenajes al poeta Salvador Espriú y a la bailaora Carmen Amaya , y la lengua catalana como protagonista. Sólo la delegada del Gobierno en Cataluña, Llanos de Luna, estuvo presente. Por contra, Artur Mas no acude a las invitaciones que el Gobierno le cursa con motivo del día de la Constitución. Sin embargo, cuando se oyeron gritos de «independencia», De Luna no aplaudió ni se levantó de su silla.

Pintadas en la casa de Mas

Por la tarde tuvo lugar la tradicional manifestación de la izquierda radical, en la que participaron miembros de Sortu, Sindicato Andaluz y la CUP . En la marcha se rindió tributo a Lola López y Marina Bernardó, vinculadas a ETA, y a Terra Lliure. Al término de la misma cuatro encapuchados quemaron una foto del Rey y las banderas española, europea y francesa . En ese momento no había presencia policial. La violencia también se encaró con Artur Mas. La fachada de su domicilio en Vilasart de Mar (Barcelona) apareció con manchas producidas por el lanzamiento de huevos y una pintada con el mensaje «se ha acabado la paz social».

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