Fe, esperanza y… menos caridad

La goleada del domingo al Barcelona se va a convertir en una referencia inexcusable en el resto de la Liga. Se puede contra cualquier rival

El fútbol, sin que suene a herejía, es para muchos una 'religión'. Con sus dogmas, sus preceptos y sus fiestas de guardar, que son los días de partido. Sin embargo, teniendo 'creyentes' en todo el mundo, a la hora de buscar la protección o la ... bendición o la forma de agradecimiento, los protagonistas se remiten a sus creencias religiosas, las divinas, para expresarlo. El jugador que se santigua al saltar al campo, el que ejecuta el sujud islámico para agradecer la consecución de un gol, el espectador hindú que realiza un namaste para celebrar la victoria o el portero budista, quien junta las manos en anjalimudra tras detener un penalti.

Lo que sí hay coincidencia en todas ellas es en las virtudes que deben adornar a los fieles, lo que en la cristiana se definen como teologales y que adquieren carta de naturaleza secular en el deporte: fe, esperanza y caridad. Fe en sí mismos y en quien les guía y esperanza en que el futuro recompense el sacrificio. La caridad también está presente, pero con uno mismo primero, antes de la dádiva al ajeno.

No puede entenderse la marcha del Sevilla Fútbol Club esta temporada sin remitirse a la fe de su plantilla en las directrices de Matías Almeyda, que ha elevado la autoestima y ambición de sus jugadores hasta niveles desconocidos en los últimos años. Creen en ellos, en el grupo que forman y en sus posibilidades, sin duda alguna. Da igual sus edades, sus cualidades físicas y técnicas, haber mamado o no sevillismo desde niño. Y eso ha sembrado esperanza de un mañana mejor, sin las calamidades a las que les arrojó una mala gestión en los despachos, en todos los fieles de Nervión.

La goleada del domingo al Barcelona se va a convertir en una referencia inexcusable en el resto de la Liga. Se puede contra cualquier rival, por fuerte que sea. Bien es cierto que convendría ser menos caritativo con el contrario, como en el primer tiempo, en que debió dejar sentenciado el partido. Lewandowsky lo fue y miren en lo que derivó. Echen las campanas al vuelo, pero sólo para recordar que la fe hay que renovarla a diario.

Artículo solo para suscriptores
Únete a la pasión por el Sevilla FC
Mensual
4 meses por
Anual
1 año por

Renovación automática | Cancela cuando quieras

Ver comentarios